Una marcha cualquiera.

981 215 42
                                    

-Háblame marico, vamos a ir a la marcha hoy ¿no? -Esperaba respuesta de la persona que estaba al otro lado del celular, mi hermano. -Claro que sí, nos encontramos a las 10:00am en la estación de Palo Verde, acuérdate que debemos agarrar camioneta hasta Los Dos Caminos, porque no hay metro -.

Eran las 9:00am, ya yo estaba desayunando, una arepa de maíz pilado con queso y jugo de guayaba sin azúcar, me despedí de mi madre, -Cuídate mucho, porfavor -me dijo después de darme un beso casto en la mejilla, yo solo me limité a asentir. Mi hermana pasó por mi a las 9:50am, llevaba una camisa blanca, zapatos deportivos blancos y un leggins negro, con una gorra de Venezuela, yo tenía mi franela blanca y un mono deportivo, con zapatos negros. Nos encontramos con mi hermano a la hora acordada, y de ahí partimos hacia Los Dos Caminos.

Llegamos, nos bajamos y empezamos a caminar los tres, uniéndonos así a la marcha, hablando, gritando ¡Y va caeeer, y va caeer, este gobierno va a caeeer!, Había muchísima gente en las calles, desde gente joven como yo, hasta personas de la tercera edad, mujeres, homosexuales, hombres, todos luchando por el país. Llegamos al punto de concentración y ya había visto una moto llevando a un herido, llevaba el brazo vendado por completo y se apreciaba como la sangre empapaba las vendas, alcé la mirada y se veían las personas regresando y los gases lacrimógenos a lo lejos, nos quedamos a una distancia prudencial, pero las represiones fueron más fuertes que los ciudadanos, y nos lograron dispersar.

De vuelta a nuestras casas, cansados por el sol abrasador de ese día, y la larga caminata, decidimos ir por la autopista, hasta La California, cuando íbamos por Los cortijos, éramos casi los últimos que quedaban en la calle, estábamos caminando con paso lento, además de nosotros habrían unas 8 personas más, en ese momento pasaron varias motos de opositores gritándonos Ahí vienen ahí vienen. Señores, no hay palabras más perturbadoras que esas. Volteo y sí, ahí venían cuatro tanquetas (Vehículo antimotín), y unas 40 motos de GNB, estaban a unos 30 metros de distancia, y venían por nosotros. Empezamos a correr, hacia La California, por toda la autopista, en un abrir y cerrar de ojos ya las tanquetas estaban a 4 o 5 metros si mucho, disparándonos bombas lacrimógenas, que nos pasaban por encima de la cabeza, y caían tan cerca que podía pisarlas, los ojos me picaban, se salían las lágrimas de ellos, la nariz, la garganta, por un momento sentí que me iba a desmayar mientras corría inhalando todo ese gas, volteé y presencié como a mi hermana la arropaban los gases y las tanquetas pasando a un lado de ella, seguí corriendo, sin saber nada más, hasta llegar a un extremo de la avenida, donde hay grama y un arbusto, me lancé al suelo y me tapé la nariz y la boca con la Bandera Venezolana, jadeando, tosiendo, insultando dentro de mi a los Guardias Nacionales, al instante mi hermano también se lanzó al suelo, cayendo al lado de mi, su cara estaba muy roja. Pasaron los GNB, y nosotros nos levantábamos, empezamos a cruzar la autopista, saltamos la defensa, pensábamos que ellos ya se habían ido, pero no era así, estaban todos a 15-25 metros de nosotros, y por si fuera poco, empezaron a dar la vuelta, en ese momento, pasó una ambulancia, le hicimos señas y se detuvo, le suplicábamos que no nos dejaran solos, el pánico estaba apoderado de nuestro ser, quedábamos 7 personas, lo recuerdo porque las conté cuando se subieron a la ambulancia, cosa que nosotros no hicimos, mi hermana no estaba entre esas personas y no nos íbamos a ir sin ella; las tanquetas se devolvieron por donde llegaron, haciendo caso omiso a que estábamos ahí, gracias a la ambulancia, y si de casualidad la chica o el chico que estaban en ella leen esto, ¡Gracias!.

En fin, la ambulancia se fue y mi hermano y yo emprendimos la búsqueda, de nuevo caminando hacia Los Cortijos, cruzamos de nuevo la defensa para cambiar de sentido (ahora estábamos de nuevo en el sentido que da hacia La California, por donde veníamos al principio). Llegamos a Los Cortijos y nada, no estaba, así que empezamos a retornar, del otro lado de la defensa, mientras caminábamos, siendo los únicos que quedaban en la autopista, venían 30 motos, un poco mas un poco menos, y sí, eran GNB, que empezaron a dispararnos siniestramente perdigones, nosotros corrimos y nos lanzamos de nuevo al suelo, en la misma vía de grama que había mencionado antes, ahí hay también una especie de pared de metal, que hacia que los impactos sonaran mucho mas estruendosos, nos levantamos y corrimos, alcance a ver como un disparo quedo en medio de mi hermano y yo, en ese momento me lancé de nuevo al suelo, recuerdo como nos gritaban Sigan marchando, ¿A ustedes no les gusta marchar mamaguevos? ¡Dale, sigan saliendo!. Malditos, me volví a levantar vehemente, corriendo detrás de mi hermano que se tapaba la boca con su mano, tratando de no inhalar el gas el cual nos habían arrojado nuevamente, justo adelante de la última bomba lacrimógena del día, se encuentra un canal que da hacia el Río Guaire, para los que no lo saben, el río no estaba contaminado, además era la fuente de agua de todos los habitantes, pero durante el gobierno del presidente Antonio Guzmán Blanco, este dotó a Caracas de cloacas y alcantarillado, pero ordenó a que se utilizara el río Guaire como la vía principal de desagüe de las aguas residuales de la ciudad. O sea, es un río bastante sucio, y nosotros nos tuvimos que lanzar por el canal que daba a ese río, mojándonos un poco de esa agua contaminada, traumatizados por lo antes sucedido.

Duramos alrededor de una hora allá debajo, hasta que por fin nos armamos de valor, de lo que se arman todos los Venezolanos día a día, y salimos, cualquier sonido de cualquier moto nos asustaba, estábamos sucios, las camisas manchadas, el mono lleno de grama seca y sucio, los zapatos mojados, pero con mi hermosa bandera en la mano, agarrándola más fuerte que nunca. Tuvimos suerte quizá, y más adelante estaba mi hermana, con unos vecinos de la zona, llamando por teléfono y llorando, y cuando nos vio, nos abrazó como si no hubiese un mañana, nos encontramos después de eso, ella no se imaginaba por lo que habíamos pasado buscándola, fue algo muy arriesgado, pero no nos podíamos ir en aquella ambulancia sin saber siquiera donde estaba mi hermana, ¿que puedo hacer? así somos nosotros.

Llegamos a la casa, después de aquel susto, empezaron a contarle a mi mamá lo que había sucedido, la verdad yo no podía hablar, no dejaba de revivir los momentos en mi mente, sintiendo aún la adrenalina, recordando como las personas que se supone deben brindarnos seguridad estaban disparándonos de mala fe, y poco a poco en el transcurso del día el miedo que sentí se transformó en odio, en rencor, quitando los espacios donde el miedo se alojaba, corriéndolo de mis adentros, esa noche no pude dormir, esa triste noche del 19 de Abril, donde Venezuela una vez más estuvo de luto...

"19 de Abril, Carlos Moreno, de años 17 de edad y Paola Ramírez Gómez, de 23 años de edad, fueron asesinados este 19 de abril en las marchas opositoras que se llevaron a cabo en el país." Descansen en paz.

"La noche es más oscura antes del amanecer." "Nos quitaron tanto, que nos quitaron el miedo."

¡No más dictadura!, ¡Lucho por una Venezuela libre!

"Perdónanos mi hermosa Venezuela, perdona a tus ciudadanos, por hacerte tanto daño, por derramar tantas lágrimas y sangre en tus tierras, por tanto odio, créeme que estamos luchando para salvarte de esas malas manos, y no nos rendiremos hasta lograrlo, porque yo me crié en tus calles, en tus playas, en tus paisajes, y no quiero que mis hijos no tengan el privilegio de hacerlo." Héctor Saavedra.

¡Me Duele Mi País!Where stories live. Discover now