CAPITULO 26: ES HORA DE CONTAR TODO

432 37 5
                                    

Estaba en mi cuarto sola, otra vez. Las lágrimas de mis ojos no paraban de salir, llevaba 2 días en esta situación, no había ido al instituto, no había comido, no me había bañado, no había revisado mi celular, no había hablado con mi familia, no, nada. Mi situación era deplorable. Sentía que en mi cuarto, tenía la seguridad que en algún otro lugar no tendría.

Mis tíos se habían ido ya, fue el momento más triste de nuestras vidas, porque mi tío Lucas se fue primero que mi tío Lucian. Para ellos despedirse fue bastante duro, nunca en la vida se habían separado, siempre eran los dos o ningunos, pero esta vez por cosas de la vida no tuvieron la oportunidad de estar juntos.

Yo había llamado a mis abuelos para llorarle y rogarles que aunque sea que se los lleve de mi lado, pero que los mantenga unidos. El solo suspiró y me dijo "Amor, ellos tienen que saber sobrellevarlo" nada más, solo fueron esas 6 palabras y colgó, sentí odio correr por mis venas, como podía tener tanta despreocupación por sus propios hijos, yo sabía que a el también le dolía que le esté pasando eso a sus hijos, pero sabía que era una decisión madura de mis tíos aceptar.

Por la puerta de mi cuarto, entraron mis dos hermanitos menores con una torta en manos y sonriéndome con pena. Alcance verlos y sonreí por inercia, mis hermanos mayores había intentado todo lo posible para reanimarme, ayer me habían mandado un perro inmenso con un globo amarrado a su barriga y unos chocolates colgados de la boca, fue un detalle tierno, se los agradecí pero no fue lo suficiente.

-Hermanita- mis hermanos hablaron cautelosos por debajo de mi cama –¿Podemos comer la torta contigo?

Yo solo sonreí, de todas las ideas que mis hermanos han tenido, cabe resaltar que esta ha sido la mejor.

-Claro que sí pequeños –ellos sonrieron y dieron pequeños saltitos en su lugar, con cuidado de no hacer caer la torta.

-Es de chocolate, tu favorita –habló mi hermano Colton con los ojos en la torta. Yo eleve una de mis cejas.

-¿Mi favorita o tu favorita? –pregunte en burla.

-El orden de los factores no altera el producto hermana –yo solo carcajee, mi hermano para su corta edad era muy inteligente, bueno los dos, creo que sabían más que yo y que mis hermanos mayores.

Mis hermanos y yo, pasamos una tarde amena juntos, comimos torta, vimos películas, jugamos, mis hermanos menores enserio eran el mejor remedio para toda tristeza, su ternura y su simpleza, hacían que todo sea mejor en todo sentido. Pero al final ya era un poco tarde y ellos debían irse a dormir, hoy ya era viernes, pero a mis hermanos mamá los obligaba dormir temprano. Así qué debía levantarme hasta acompañarlos a la habitación.

-Bueno pequeños, debemos irnos a su cuarto, tienen que dormir – hablé sobando sus cabezas que estaban a los lados de mis costillas.

-¿Podemos dormir contigo aquí? –pregunto Cory, en un tono angelical.

-¿Quieren dormir aquí? –Pregunté algo sorprendida, mis hermanos por nada en la vida, dormían en otro lugar que no sea su cama, a menos que estemos de viaje, por supuesto –Está bien, haremos pijamada- sonreí.

Mis hermanos rieron y se acurrucaron a mi lado de ambos lados, mis hermanos me abrazaban mientras me contaban algunas cosas de su salón, no duraron mucho porque los dos en solo minutos ya se había quedo dormidos.

Decidí que ya estaba cansada de estar llorando, mi cara estaba muy demacrada y merezco estar mejor, no creo que a mis tíos les haya gustado verme en esta situación.

De reojo miro mi celular que está encima de mi mesita de noche, junto a la lámpara, dudo en cogerlo pero al final decido encenderlo. Cuando mi celular ya está completamente prendido y actualizado, de inmediato empieza a sonar indicándome las notificaciones que no había visto. Tenía casi 150 notificaciones, Arin me había llamado casi 50 veces en dos días, y Scott como 70 bufo y ruedo los ojos. Scott lleva llamándome desde que sucedió esa situación en el bar, si embargo me sorprende Arin, él no me llamaba a menos que suceda algo grave, y no solo tenía una llamada ¡tenía 50!

NO PRINCESA! #WATTYS2018Where stories live. Discover now