CAPITULO 27: FRANCISCO

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Apenas Arin me dijo que estaba abajo, les arregle la cama a mis hermanos lo más rápido que podía, y a toda velocidad baje por las escaleras rezando para que nadie de mi familia me empezara a preguntar cosas que no quería responder.

Apenas abrí la puerta me encontré con Arin a solo centímetros de mí, cuando mis ojos se fijaron en los suyos sentí como mi mundo poco a poco es reconstruido, como que algo en mi estómago empezaba a revolotear, me sentía bien, cuando estaba cerca de él, me sentía bien, podría decir que se me olvidaba que es lo que pasaba a mi alrededor. No pasó mucho tiempo que me empujó hacia él, guardándome en un fuerte abrazo pasando su brazos alrededor de mi cuerpo, mientras yo pasaba mis brazos alrededor de su cuello y escondía mi cabeza en su cuello y el la escondía en mi cuello.

-Te eh extrañado princesa –habló en mi cuello dando un beso a mi mejilla

Yo solo asentí con mi cabeza, mi garganta seguía ardiéndome a horrores, si hablaba aunque sea un poco, volvería a llorar, la llamada de hace unos minutos me dejo muy sensible. Arin se separó de mí, suspiró y beso mi coronilla.

-Vamos, tenemos que hablar – haló mi mano.

-¿A dónde iremos? – pregunté mientras lo seguía y me ayudaba a entrar al auto.

-A mi casa –me dijo mientras me ponía el cinturón de seguridad y darme un beso rápido en los labios – Extrañaba esos labios bastante –volví a suspirar y me volvió a besar pero esta vez un poco más lento – Será mejor que nos vayamos –sonrió.

Yo solo me quede en shock, para el besarme era como lo más normal de la vida, sin embargo para mí era la cosa más maravillosa del mundo, sentir sus labios en mis labios hacia que una corriente traspasara todo mi cuerpo y en envolviera en un cálido sentimiento.

Lo vi correr hasta la otra puerta con una sonrisa en sus labios, verlo sonreír hizo que yo también sonriera y agachara la cabeza mientras negaba. ¿Por qué me toco conocerlo? ¿Qué lo hace tan especial para mí?

-Ahora sí –habló mientras entraba al carro, se acercó a mí y me volvió a besar, pero esta vez con intensidad como si mis labios se fueran a romper.

Me gustaba cuando Arin me besaba, se sentía bien, él lo hacía con delicadeza y dulzura en su tacto, no cabe duda que enserio lo extrañaría a él y a sus besos cuando me tenga que ir con Francisco.

Recordarlo hizo que mi cuerpo emitiera una sensación escalofriante, mi cuerpo se estremeció y Arin lo notó porque se separó de mí. Arin me observó un momento y con una de sus manos quito las lágrimas que recorrían mis mejillas.

-Lo siento Jania, pero me tienes que contar toda la verdad –suspiró y se puso recto en su lugar –Vas a hacer que mate a alguien uno de estos días –bromeó, le agradecí con la mirada porque me hizo sonreír – Vamos – encendió el auto y entrelazo nuestros dedos para dar marcha a su casa.

En el camino Arin sobaba mis dedos entrelazados con los suyos, por suerte ninguno de los dos habló, tampoco hicimos el intento de hacerlo. El ambiente estaba cómodo cuando ambos estábamos en silencio, no podía negar que las miradas que de vez en cuando me daba Arin, mientras apretaba mi mano no pasaban desapercibidas, pero no me fijé que me había quedado profundamente dormida.

-Llegamos amor – escuche a Arin mientras me empujaba despacio el hombro. Me sobresalté un poco al mirarlo tan cerca de mí, el solo sonrió y con la cabeza me señalo a la casa. Arin salió del auto para irme a abrir a puerta, ayudarme a bajar y entrelazar nuestros dedos para así dar camino a su casa.

-Mis hermanos creo que están en las carreas, no se las verdad donde estén –habló Arin mientras entrabamos a su habitación –Quédate aquí tranquila, voy a ver algo de comer y regreso- habló mientras caminaba de nuevo hacia la sala.

NO PRINCESA! #WATTYS2018Where stories live. Discover now