Broken People

Finn [he's 21]

Finn mira televisión,
enciende su celular,
ordena su habitación,
sale a caminar y sonríe.
Llega al parque y abre sus brazos,
como esperando a que algo lo busque
y se lo lleve lejos, muy lejos.
Donde las aves siempre cantan.

Los adultos lo observan extrañados, disgustados y otros con pura diversión.
Los niños no le prestan atención, aquello no les parece extraño.
Viven en sus mundos, y de seguro, allí eso no lo es.

Suspira, abre los ojos y sigue caminando.

Camina como si fuera un personaje animado y le sonríe a todos.
Se dirige a una heladería y pide el helado más grande con los sabores más coloridos que hay.
Mueve sus pies de manera descontrolada,
necesita seguir.
Va a una librería y compra un libro de colorear y lápices,
el señor que lo atendió lo observó
de manera extraña cuando le dijo que no era para regalo.
Pagó, dirigió una sonrisa y se fue.
Caminó un tiempo más, deteniéndose a ver libros, y cosas que le parecían interesantes.
Todos a su alrededor lo observaban, se percataba de ello.

Caminó hasta el puente alejado de la ciudad,
el agua estaba calma.
Sonrió.
Se sacó su abrigo, dejó los lápices y el libro de colorear.
Suspiró, él sí podía volar.

A las 5:07 pm la policía llegó a la casa de Finn,
su hermano fue el primero en enterarse.
Le entregaron la carta a su hermano.

«Siempre dijeron que los niños eran los más humanos, siempre lo fui y me trataron como si estuviera loco»

Los niños se rompen gracias a nosotros.
Les cortan las alas.
Les enseñamos a no soñar.

Ellos se convertirán en personas rotas,
si no hacemos que eso se detenga.