Berenice [what is day without a little night]

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Las estrellas son pintadas en lienzos de destinos que no conoces,
a veces es posible apreciar en los reflejos de la luna
los inconsistentes y trémulos colores del viento tomando al alma.
Todo lo que creas se convierte en cadenas atándote a seguir viviendo;
a seguir existiendo,
porque no eres nadie cuando las palabras se ahogan mientras el sol sigue brillando.

Lágrimas caen rompiendo el suelo,
se rompen ellas también.
Una y otra vez.
Se siente como si las guerras nunca terminaran,
las ciudades llevan el veneno en sus venas
sabes que el vacío lastima al igual que miles de agujas,
quién puede vivir entre recuerdos de luces muertas
sin obligarse a desfallecer también.
No siempre puedes aceptar
la verdad;
la melancolía es tan palpable e inalcanzable,
puede ser hallada en algún ave de alas rotas y vuelos infinitos,
deja sus huellas a través de los meses.
Los relojes giran sin nunca entender a dónde se dirigen,
el tiempo a ellos también consume.
No hay esperanza.
No hay tristeza.
Solamente el alba canta su llegar
pero quiere rendirse
ante los poetas de mentes apagadas y sentimientos taciturnos
que esperan su llegada.
La noche ha clamado corazones pintando arte de ojos cansados,
en cambio le han escrito sobre silencios asfixiados,
le han contado sobre la miseria
de saber para luego callar,
callar cuando el mundo entero gritaba
desgarrando su voz,
quebrando costillas de aspecto volátil, frágiles.

Las sonatas de las flores lloran violines
y poemas sin palabras,
alimentándose de aquellas distantes miradas
hechas para morir;
hartas de irse prometiendo volver,
oyendo a las pesadillas acercarse vistiendo huracanes y paraísos.
Insuficiente el aire que [no] respiras,
las sombras susurran belleza inaudita
corriendo a través de puentes arruinados.
Por qué ves belleza en lo que lastima,
aceptas rosas con espinas mas sin pétalos
rogando a la juventud hacerlas renacer.
El dolor se marchita,
la indiferencia es desgastada por olvido,
primero se vuelve cenizas y
después arde en llamas interminables.
Aquellas llamas disminuidas sin fuerzas
durante el invierno,
rostros huecos de lágrimas malgastadas,
grietas al fondo del abismo.
Todavía pueden caer más.

Febrero tiembla sabiendo que no libera
ni puede abrir las jaulas
cuyas puertas están cerradas
con secretos.
Sentimientos sin entender,
miedo a volverse invisible en las fotografías.
A no ser suficiente.

Un respiro de humo,
lamentos a míseras sentencias cuya verdad jamás podrá ser comprendida.
Por qué llevamos el peso del universo en los pulmones
y al intentar encontrar algo más allá del cielo y el mar
terminamos pisoteados por limitaciones disparadas en forma de balas.
Pero ya toda forma de las nubes ha extraviado la nitidez,
pensamientos insanos sobre la inexplorada libertad carcomen mentiras entre dientes.

Balanceas brisas congeladas durante un momento
hasta observarlas perderse,
huyendo del verano. Simples. Complejas.
Siempre fue difícil, pero ahora los pasos se oyen trastabillar implorando volverse fugaces,
o acabarse.

Saca la culpa del sol, está en blanco y negro.
No puedes preguntar si te escondes a pesar de que yaces apuñalada.
Apuñalada por la violencia de un pasado
sin principio,
por ataduras de preocupaciones. Ataduras de sonrisas colapsadas. Ataduras sin ataduras.

Al final, no aprendiste a diferenciar a un techo
de las cicatrices.
Abriste las ventanas para apreciar cómo la agonía muere y es reemplazada por ojos de cristal y realidades cual laberintos de espejos.
No son sublimes los papeles manchados con tinta y roles obligados.
Pero ya no sabes qué queda tras latidos efímeros.

Broken PeopleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora