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—Tomás culiao... Nunca había tenido tantas ganas de pegarte.
—respondí, a través de la línea telefónica.

Llevaba como media hora haciendo mierda el plan de mi papá. Siempre que quería pelar con mi amigo le pedía su celular. Era más maricona.

—Puta, hueona. ¿Creí que yo iba a adivinar que el hueón estaba a punto de meterte la lengua hasta el estómago? No, po. Además, como se fue de enojado yo pensé que te estaba mandando a la chucha —se justificó.

Después de que saliéramos del liceo, sucediera toda la huea con el Ale y el Tomás nos interrumpiera, decidí irme para mi casa no más, po. Además, al Ale lo habían llamado unos hueones porque tenían entrenamiento. Así que nos despedimos de beso en la mejilla (cachen po, después de que casi nos metemos lengua) y me fui a tomar la micro. Igual siento que el destino me quiso pegar otra salva.

Ahora, por la tarde decidí llamar a mi amigo pa' pelar un rato.

—Sí sé, oh. Menos mal no se enojó. —suspire.

—A ese cabrito le gustai en serio, amiga. Juégatela —comento el Tomy.

Yo me eche sobre mi espalda encima de mi cama y cruce las piernas en la pared del respaldo. Posición culia cómoda, loco.

—Creo que a mi igual, Tomy… No hemos “convivido” tanto. Pero siento que me gusta caleta. —me sincere.

El Tomás carraspeo.

—Conchetumare, amiga. ¿Qué paso con mi Tamy “yo soy de piedra y no se me caen los calzones por ningún chuchesumare”?

Me reí. Puta, que era ahueonao.

—Sigue aquí, tonto culiao.

—Ahueona de mierda, comételo luego. —respondió riéndose con fuerza. —Ya, amiga… me tengo que ir. Mañana tenemos prueba de mate. Estudia alguna huea pa' que me soplí. 

—Ya, oh. Mañana te sopló… pero la tula… ah. —solté una carcajada
—Te quiero, culiao. Nos vemos. 

Él suspiro con dramatismo fingido.

—Voh no cambiai. Yo también te quiero, maraca. Chau.

Corté. Me di la vuelta sobre mi estómago y empecé a cachar face en mi súper compu que me dio el gobierno en séptimo. Ni me pregunten como es que la huea todavía seguía viva…

Quise revisar el muro del Ale, porque psicópata se nace, pero me acordé que tenía al hueón bloqueado de la vez pasada cuando me enojé por la huea de la pelea. Así que procedí a desbloquearlo.

Dude un minuto… él ya me había mandado una solicitud antes. ¿Se me caía la dignidad si le mandaba la soli yo ahora? No, po. Lo hice. Le mande la caga.

Espere… y nada.
¿Estaría aun en entrenamiento? Ya eran las ocho de la tarde, po.
Ya no importa. Igual me la acepta marrato.

Bajé a tomar once y entre tallas locas y preguntas de nuestro día charlé un buen rato con mis papás. Después me bañé, sacándome todo el piñén del cuerpo y como estaba entera de aburrida me depilé de pies a cabeza. Ah, la huea. Me eché cremita de bebé, porque esas cagas olían sumamente suculentas. Al terminar ya eran como las once y media de la noche, decidí agarrar el cuaderno de mate pa' cachar que entraba mañana en la prueba. No estudie ni cinco minutos cuando revise mi celu y sonreí al ver la notificación de que el Ale y yo ya éramos amigos en face.

Sapie un rato su muro, donde solo había publicaciones de sus amigos del equipo de futbol y hueas fomes que él compartía. Hueas que tenían como 30 reacciones, po.

¡Hueón culiao, me rompiste el choro! #HCMREC 1Where stories live. Discover now