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A ver… a ver, conchetumare… ¿Qué re chucha hacía el Carlos en mi casa? ¿Y por qué tiene cara de velorio?

Me quedó con cara de hueona, mirándolo. Sosteniendo la puerta abierta, mientras él me examinaba.

—¿Qué es tan grave para que vinierai a mi casa? —amplié mis ojos, alzando una ceja.

Él nerviosamente se pasó las manos por su pelo liso, y luego se las limpio en sus pescadores azules. Tragó saliva.

—¿Puedo pasar o lo hablamos aquí no más? —preguntó, cachando dentro de mi casa.

Si la huea era grave iba a tener que escucharlo, no más po. Asentí, invitándolo a pasar.

Me dio vergüenza andar en pinta de torrante. Quizás por eso me miró dos veces de arriba a abajo. Que lata, pero ya pico.

—Ya rapidito. Que mis viejos no están y estoy castigada —informe, cruzando los brazos sobre mi pecho e indicándole que se sentará.

El Carlos se sentó, frotándose las rodillas. ¿Qué chucha andaba trayendo?
Lo miré , en espera.

—La Jazmín y yo salimos al medio día —comenzó. Me lanzó una mirada, esperando una reacción. Pero yo solo miré hacia el techo, poniendo cara de hueona.

—¿Y a mí qué? —respondí pesa.

—Me contó sobre el Alejandro y es algo que debes saber —agregó.

Yo fruncí las cejas, me senté a su lado en el sillón familiar.

—¿Por qué mierda esa mina se empeña en hablar del Ale y meterse en hueas que no le importan? —dije, con rabia —¿Y por que a ti te importan?

No podía creer que este par de hueones anduvieran hablando del Ale. Bueno, si podía creerlo de parte de la Jazmín, pero que el Carlos le prestara oído era sumamente pendejo.

—Tamy, me hubiese importado un pico lo que me diga del Alejandro si no hubiera sido que la huea te incumbe a ti —explicó. Se giro para verme completamente y me agarró la mano. Yo miré la unión previa con mala cara, pero no fui tan mala onda como para empujarlo lejos —El Alejandro esta cagao, teni que dejar a ese hueón.

Me reí. Ahora si que solté su mano, parándome del sillón. ¿Qué clase de novela mexicana era esta? ¿Qué tipo de cliché? Oh la huea…

—¿Qué estai hablando, hueón? No puedo creer que te esti prestando pa las hueas de esa mina. Esta caga de la cabeza, Carlos —respondí, negando con la cabeza.

Él se puso de pie, enfrentándome.

—Tamara, escúchame. El Alejandro tiene cualquier drama en su familia y su hermano tiene problemas de ira. La Jazmín dijo que el hueón igual puede que tenga algún problema. Eso puede afectarte a ti a la larga. Estar con alguien así, no es bueno para ti.
—dijo, atropelladamente intentando de agarrarme la cara.

Me aparte, frunciendo mi ceño profundamente.

Esta huea me estaba superando. ¿Por qué mierda hablaban tanta huea? Esto me estaba llevando a niveles de enojo demasiado elevados.

—¡Para, Carlos! ¡No podí creer las hueas que dice la Jazmín! Esa mina esta obsesiona con el Ale, por eso inventa tanta mierda. Yo no sé si ustedes están juntos o que volah, pero no entiendo porque se meten entre lo que tengo con él. Déjense, hueón. —me exalte.

Él sonrío con pena, negando una y otra vez.

—Si yo salgo con la Jazmín es por tu culpa —escupió, apuntándome.

Mis ojos casi se me salen de las orbitas.

—¿Qué?

El Carlos asintió, acercándose.

¡Hueón culiao, me rompiste el choro! #HCMREC 1Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum