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Si lograste engañar a una persona, no quiere decir que sea tonta, quiere decir que confiaba en ti más de lo que merecías.

—Charles Bukowski.》

Miro la cadena en mi cuello que el Ale me regalo, la mañana de mi cumpleaños. Cuando amanecí junto a él. Era una fina cadena de plata con pequeñas figuras de rosas que se unían hasta llegar a una delicada rosa roja, mucho más grande. Una central. Detrás de ella decía: Tú corazón es todo lo que tengo, y en tus ojos, tú sostienes el mío. Aun no entendía como chucha hicieron para que es frase tan larga, encajara. Pero era perfecta. Igual que la canción de donde esa frase salió.

Habían pasado dos semanas de mi cumpleaños. Los días transcurrían cada vez más rápido. Era sorprendente como los profes -aun cuando faltaba caleta para fin de año- nos llenaran de hueas acumulativas.

En fin, nada fuera de lo normal había pasado. Y todo me resultaba tan raro.

—Hueona, han pasado más de dos semanas desde que paso la huea. Ya supéralo —me decía, el Tomy. Estábamos hablando por celular mientras que yo me terminaba de arreglar. Me iba a juntar con la Natalie esta tarde de domingo. —Ya no le dijiste. Y el culiao del Joaquín te ha evitado en el liceo. Pico.

Suspire. Abroché mi casaca de mezclilla y eché mi pelo recién alisado hacia atrás.

Sí, hueón. Aun no le decía nada al Ale de lo que paso con el Joaquín. ¿Por qué? Porque estaba asustada. En la semana, estuve lista para decírselo, pero luego de estar juntos en su casa todo el día, y entre conversación salió una pregunta que me dejo pa la caga.

—¿Qué es lo que más te asusta? —le pregunté, pasando mis dedos por su mandíbula.

El Ale suspiro, mirándome fijamente. Estábamos recostados en su cama, viendo una serie en Netflix y comiendo pizza. Pero ahora, estábamos descansado. Comer nos cansaba, po.

—Me da miedo perder a la persona que más me importa —respondió, parpadeando —Me da miedo perdernos.

Mi corazón pareció detenerse.

—¿Qué es lo que nunca perdonarías?
—me preguntó él, en un momento determinado.

—Que alguien que amo me rompa el corazón sin motivos. Bueno... explicándome: no me gustaría que alguien simplemente jugará con mis sentimientos. Eso me dolería.

El Ale asintió.

—¿Y a ti? —agregué.

—El engaño. Las mentiras —dijo, automáticamente.

Y me hele.

—Pero no quiero sentirme así, Tomy
—hablé, dejando el recuerdo de lado y centrándome en la conversación con mi amigo —Él dijo que nunca perdonaría un engaño o una mentira. Me da miedo, hueón. Me da miedo que piense que es mi culpa.

—Amiga, hueón... ¿Tú entiendes acaso la manera en la que el Ale te quiere? Si le explicas las cosas se arreglarán. Pero ya no le encuentro sentido. Nada paso. Van a pelear por nada. La consciencia se te va a limpiar —insistió.

Sabía que el Tomy me quería ayudar con sus palabras. Pero yo era de esas que, si sentía que la cagó de una forma, no se quedaba tranquila hasta que lo arreglaba de alguna manera.

Cresta.

(...)


Que lindo se ve tu pelo así, hueón
—me alagó la Natalie, al tiempo que nos sentábamos frente a frente en el patio de comidas del mall.

¡Hueón culiao, me rompiste el choro! #HCMREC 1Where stories live. Discover now