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No importa a dónde vaya, siempre te voy a querer de regreso. No importa cuanto tiempo te vayas, siempre te voy a querer de regreso

—Amiga, dos rayitas es positivo, una es negativo —le repitió por cuarta vez, el Tomy a la Karen.

Los tres estábamos en el baño de mi casa. La castaña estaba sentada en la tapa cerrada del wáter, mientras sostenía la prueba que acabábamos de comprar en una farmacia cercana. El Tomy y yo permanecíamos a su frente, esperando impacientes.

Estaba nerviosa, hueón. Por lo que esa prueba iba a decir y por la huea que había pasado con la Jazmín. ¿Esa hueona tenía una foto mía con el Joaquín? No me la creía. Aun sentía mis manos picando con ganas de darle un combo en todo lo que se llama hocico.

—¿Qué dijiste que eran las dos rayitas? —preguntó la Karen, levantando la prueba frente a sus ojos. Se puso pálida.

—Positivo —le respondió el Tomy, mirándola lleno de nervios. Podría jurar que el culiao empezó a temblar.

En menos de dos segundos, la castaña tiro la prueba lejos, se arrodillo en el suelo y comenzó a vomitar en mi baño.

CONCHETUMARE.

Corrí a su lado, arrodillándome junto a ella para sujetarle el pelo. El hedor me perforo la nariz, pero no deje que eso me alejara. La Karen probablemente estaba vaciando todo lo que comió durante el día.

Suspire, tragando con dificultad.

Mire al Tomás, quién con el rostro sumamente blanco se agacho y recogió la prueba. Sus ojos se abrieron más que la chucha y se tapo la boca.

AY NO. Estaba embarazada. Una mini Karen o un mini Rigo, venía en camino.

—Es negativo.

RE CONCHETUMARE.

¿Qué? ¿Dijo negativo? ¿Ah? ¿Alo?

—¡Amiga hueón, es negativo! —gritó el Tomy, dejándose caer con nosotras. Su culo termino en mi pata y lo empuje haciendo una mueca.

Por un enfermo motivo, la Karen saco su cabeza de mi wáter y los tres nos comenzamos a reír, mientras soltábamos todo el aire contenido.

¡Oh, hueón! Que chucha...

—Casi me muero del susto, hueón
—exclamó la castaña, dando la cadena y llevándose una mano al corazón
—¿Viste bien las rayas?

Yo busqué la prueba y miré. Ahí claramente había solo una raya azul. Tampoco éramos tan hueones.

—Sí. Es negativo, hueona —hablé, zarandeándola un poco.

—¿Entonces por que chucha los mareos y las ganas de comerme todo?

—Probablemente por cambios hormonales y hueas. Mi ginecóloga me habló de eso una vez —comenté, pasándole un brazo por los hombros.

Volvimos a sonreír.

Aun me acordaba cuando hace algunas semanas tuve ese sueño culiao y como después de unos días el alivio fue instantáneo cuando vino Andrés. Me imaginé que para la Karen el alivio era mil veces más potente.

Ufa... el sustito.

(...)

—¿Qué hacemos? ¿Salimos o nos quedamos?

—Ando con toda la paja —murmuré, recargando mi cabeza en el pecho del Ale y frotando su muslo.
—Quedémonos aquí. Podemos ver una película —propuse, alzando las cejas de forma coqueta. Él sonrío.

¡Hueón culiao, me rompiste el choro! #HCMREC 1Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin