19

7K 403 55
                                    


No tenía ganas de hablar con nadie. La cara de raja me llegaba al piso y el Tomy ya me había puteado tres veces durante el día porque según él estaba contaminando su buen humor.

Anoche no había dormido mucho pensando en toda la huea que sucedió ayer por la tarde con el Ale. Después de que me vino a dejar a mi casa, no hablamos más. Tampoco es como si hubiese estado esperando que él me mandara algún mensaje…

Esta mañana cuando lo vi en el desayuno él no se dio cuenta que yo estaba ahí. Lo vi sonriendo y huebiando con sus amigos, sin embargo, cuando más tarde pasó por afuera de mi sala me percate que me busco con la mirada… no obstante, yo aparte la mía porque no tenía ganas de saludarlo, ni de hablarle.

Yo era sumamente hueona y no tenía claro que chucha quería.

—¿Peleaste con el cuico al peo?

Alcé la cabeza cuando el Carlos se detuvo frente a mí. Estábamos en el último recreo y yo estaba sentada sobre la primera mesa de la sala, para sapear el pasillo. Lo miré mal porque el hueón se río. Mi humor de mierda no ayudaba.

—Ya no me mati. Si solo estaba huebiando. —explicó, sentándose a mi lado en la mesa.

El Tomy que estaba apoyado en la esquina del pabellón hablando con sus amigas del B, nos cacho y alzó una ceja interrogativa, yo encogí los hombros para que no se preocupara por mí.

—No me da risa la huea —le respondí al Carlos, con los dientes apretados y mirando fijamente como los wetas de mis compañeros jugaban con una pelota de papel en el pabellón.

—Osea que es verdad…

—¿Y que tanto si es verdad? —lo analicé con la mirada. El polerón culiao feo que ponía 4to D se le aferraba a los brazos cuando se estiro a mi lado.

—Nada, nada. Solo curiosidad
—murmuró, negando con la cabeza.De pronto, alzó una ceja como analizando algo —El fin de semana hay un carrete en la casa de un hueón del A. ¿Vai a ir?

Eso se llevó toda mi atención… ¿Estamos hablando del mismo carrete al que irían el Alejandro con la ahueona de la Jazmín? ¿En la casa del Rigo?

—¿Por qué iría yo? Nadie me ha invitado.

El Carlos sonrío.

—¿Cachaste el grupo que hicieron en face sobre carretes? —preguntó, cuando asentí él prosiguió:
—Weno, este es uno de esos carretes, pero no lo difundirán tanto porque van muchos pendejos. Esta vez quieren que solo vayan los de cuarto. Una huea así escuche cuando estábamos en entrenamiento.

Mordí el interior de mi mejilla, pensando en lo que acababa de oír.
Así que todos pueden ir… ¿Entonces por qué el culiao del Alejandro no me dijo nada a mí?

Porque va con esa maraca, po… me dijo una partecita malvada de mi cerebro.
Ante ese pensamiento más me enoje.

—No sé. Nunca me han gustado mucho los carretes… —comenté.

En ese momento, el timbre sonó marcando el final del recreo y a los pocos minutos los profes comenzaron a subir a sus respectivas salas. Me paré de la mesa cuando nuestro profe de ingles llegó y el Carlos volvió en silencio a su puesto.

—¿Qué onda ese hueón?
—preguntó mi amigo, al pararse a mi lado para saludar al teacher.

Yo encogí los hombros, restándole importancia al asunto. 

—Good morning, students
—saludo el profe. Un caballero sumamente alto, entrajetado y de pelo canoso.

—Good morning, teacher —dijimos todos como hueones.

¡Hueón culiao, me rompiste el choro! #HCMREC 1Where stories live. Discover now