Prólogo

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"No recuerdo nada sobre mi madre o mi padre biológico... siento que no debo... duele intentar recordar, tengo el presentimiento de que si recuerdo... sufriré mucho..."

-¿Por qué tuvo que dejarme? Precisamente a mi... y aun tenia la descares de pedirme la custodia de Sarada... -Balbuceaba una peliroja con un vaso de cerveza en mano.

-¿Mamá, cuándo volverá papá? –Pregunto una pequeña niña en la entrada de comedor.

-¡Callate! ¡¿De quién crees que es la culpa?! –Ladro la mujer lanzando el vaso que cayó al lado de la niña quien solo comenzó a temblar con lagrimas en los ojos.

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-¡Que terrible eres Sarada! ¡¿Hasta cuando estarás satisfecha en arruinar mi vida?! –Grito la peliroja en un desplante de coraje.

-Mamá... -Susurro la pequeña de cuatro años.

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-¡Ni creas que te la entregare! –Dijo la peliroja en el celular completamente furiosa. –Te mereces eso y más... ¡nunca volverás a verla! –La pequeña la miro nerviosa sabia que era su papá quien estaba en el teléfono. Ella espera volver con él pero su mamá le insistía que ella solo era una molestia para él.

-¡Pues me importa un bledo a cuantos abogados contrates... será inútil! –Dijo la mujer antes de colgar el teléfono y miro con rabia a la pequeña.

"¿Qué había hecho mal esta vez? Me he esforzado... realmente he intentado ser una buena niña... ¿Por qué ya no me quieres? "

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-Apúrate. –Dijo cortante la mujer la niña comenzó a correr para poder seguir el paso de su madre pero cuando llegaron frente a una vieja casa ella toco la puerta con ímpetu.

-Oh, Karin... ya estás aquí. –Dijo un hombre peliblanco. Sarada lo miro nerviosa, tenía un mal presentimiento de esto.

-Suigetsu... encárgate de ella. Yo me voy en el siguiente vuelo. –Dijo fría la mujer. Sarada levanto la mirada sorprendida, e inmediatamente las lagrimas la embargaron vio con horror como el hombre asentía.

-¿Estas segura? –Pregunto con dudas el hombre mirando de reojo a la niña.

-Esa niña ya no me importa. –Contesto fríamente la mujer de cabellos rojos y el hombre asintió en respuesta.

-¡No! ¡Mamá espera! ¡Prometo ya no hacerte enojar más! ¡Incluso cocinare y hare la cena!. –Grito la niña abrazándola por las piernas sollozando pero la mujer seguía mirando al frente sin expresión alguna. –Así que mamá... ¡Por favor, no te vayas! –Siguió la niña intentando llegar al corazón de su madre. -¡No te vayas, no te~

Un golpe se escucho interrumpiendo los sollozos de la niña, Sarada cayó de espaldas al suelo frente a Suigetsu por el empujón que su madre le había propinado, con una expresión perpleja vio el rostro frio de su madre que ahora le dirigía la mirada. Pero ahora reflejaba una emoción... desprecio.

-Nunca debí haberte dado a luz. –Dijo fríamente la mujer mientras se daba la vuelta y Sarada abría los ojos, el dolor que sentía era inimaginable. Estaba en crisis y vio como su propia madre daba media vuelta y se marchaba dejándola con aquel desconocido que ahora la miraba con cierta lastima.

-Lo siento... lo siento... lo siento. –Balbuceaba la niña en el suelo que se había hecho un ovillo mirando sus rodillas sin dejar de derramar lágrimas.

"No debí haber nacido... así mamá y papá serian felices otra vez..."

CONTINUARA...


La fuerza y el sentido de la vida.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt