About Witches & Covens | AW&W: 3 | Teen Wolf

Capítulo 8: "Because I Love You". Parte III

| What Is Love?

Mis padres nunca se enteraron de lo que pasó en la casa del lago de los Martin —mi hermana nos hizo prometer a todos que no le diríamos a nadie, Lydia y yo fuimos los primeros en acceder, incluso sabiendo que no deberíamos—, no obstante ambos consideran necesario que un doctor la siga viendo, sin embargo sé que mamá preferiría acudir a Deaton pero él ha decidido tomarse unas cortas vacaciones después de que Mer regresara a casa, por lo que ahora, cuatro días después del incidente de Año Nuevo y a tan solo seis para regresar a clases, Stiles y yo estamos sentados uno al lado del otro esperando a que mamá y Meredith salgan del consultorio del doctor Dunbar y aunque solo han pasado siete minutos mi mejor amigo parece estar perdiendo la paciencia pues de pronto ha comenzado a mover su pierna con suma rapidez.

Tras un minuto entero en silencio completo, tolerando el incesable subir y bajar de la pierna de Stiles, me decido a averiguar qué es lo que le pasa.

—¿Ocurre algo?

—¿Puedo hacerte una pregunta? —inquiere al mismo tiempo que yo, solo que su voz sale envuelta en nerviosismo. Sintiéndome un tanto consternado, asiento—. ¿Cómo reaccionó Allison la primera vez que le dijiste que la amabas?

—¿Qué?

—Sé que me entendiste a la perfección —espeta, aun sacudiendo su pierna y empezando a retorcerse las manos—. Así que por favor, responde. Es importante.

—Uh, de acuerdo... —mascullo, confundido a más no poder—. Bueno, si mal no recuerdo, me besó. Creo que antes de eso sonrió —digo, rascándome la nuca—. ¿Por qué?

Stiles tuerce los ojos antes de dejar caer la cabeza entre sus rodillas, lanzando una maldición por lo bajo para luego suspirar, enderezarse y apoyar su cuello en la orilla del respaldo de la silla, quedando en una no muy cómoda posición.

—Porque le dije a Mer que la amo. En Año Nuevo. Cinco segundos antes de que cayera al lago. Se lo volví a decir cuando los dejé en su casa, justo después de que nos dejaras solos en el porche.

—Vaya. —Enarco una ceja y sonrío, feliz por mi mejor amigo—. ¡Eso es genial, Stiles!

—No, no es genial. No lo es en lo absoluto —masculla, haciendo una mueca a la par que se sienta y apoya los codos sobre sus rodillas.

—¿No lo es?

—No, ¿y quieres saber por qué no es genial? —Asiento varias veces, rápido—. ¡Porque ella no lo ha dicho de vuelta!

—¿No? —pregunto con una mezcla de torpeza y sorpresa. Más sorpresa que nada.

—¡No! —exclama, poniéndose de pie y caminando de un lado a otro como león enjaulado—. Y no entiendo por qué. Quiero decir, sé que la tuve allí, parada en el muelle y alejada de la diversión de asar malvaviscos en la fogata por una hora entera mientras me armaba de valor para decirle que la amo y que quizás de no haberme tomado tanto tiempo nada de lo que pasó después habría ocurrido, pero esa no es la razón por la que no lo ha dicho, ¿cierto? Debe haber algo más. —Al decir esto último se detiene frente a mí, por lo que supongo espera una respuesta de mi parte, sin embargo no puedo formar ni una oración antes de que él me interrumpa y empiece a divagar consigo mismo.

»Seguro fue cómo lo dije. Quizás no soné tan seguro como en realidad me siento. O tal vez no me escuchó... ¿qué tal si Mer está quedándose sorda y no quiere que lo descubra? No, olvida eso. También se lo he dicho por mensajes de texto ¿y sabes cuál es siempre su respuesta? ¡Un emoji lanzando besos! No dos, no tres, no mil. Solo uno de esos emojis. ¡Y después de eso no hay más mensajes! ¡Ni uno solo! —exclama, ganándose miradas desaprobatorias de las enfermeras y algunos pacientes, aunque eso parece importarle un comino.