vi. Las cosas que se dijeron

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Casi no había dormido aquella noche

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Casi no había dormido aquella noche. Las palabras de Tasha se repetían una y otra vez en mi mente, y no desperté de buen humor. Entré en la cocina en silencio y me senté al lado de Tony, que estaba tomando unos cereales mientras miraba algo en su móvil. Sólo estábamos él y yo en el comedor, y me alegré de no ver a Nat por allí.

—¿Sabes? —me dijo mientras yo tomaba un buen café—. La sangre de Aeryn parece totalmente normal, no hemos encontrado nada raro.

—Mph —me limité a mascullar.

Tony me miró raro y yo me levanté después de darle un último trago a la taza.

—La reunión es dentro de dos horas —me recordó.

—Ya.

Caminé hasta el ascensor y pulsé el piso correspondiente a los gimnasios. Una vez allí, pasé del arco y me vendé las manos. Me quité la chaqueta para dejarme la camiseta de tirantes que llevaba debajo y suspiré mientras me ponía delante de un saco. Recordé cómo le había dicho a Aeryn, en aquella ocasión, que debería de calentar antes, pero esta vez no me importó lo más mínimo. Flexioné los brazos y le di un gran puñetazo al saco. Después otro, y otro, y así hasta que se me corrieron los vendajes por la fuerza que mis brazos ejercían y me comenzaron a sangrar los nudillos.

Sacudí las manos, jadeando, y decidí dejarlo. No sabía cuánto tiempo había estado descargándome con el saco, pero mis manos decían que era suficiente. Me quité las vendas rotas y pasé un pañuelo por las heridas, ni siquiera desinfectándolas. Me acerqué a la funda del arco y me puse la guardia de brazo. Me colgué el carcaj y me acerqué con el arma en la mano a las dianas. Estaba a punto de disparar una última flecha cuando Aeryn, a mi lado y hablándome, me hizo mirarla.

—¿Nunca fallas, Robin? —llevaba unos pantalones cortos y una camiseta de manga corta, estaba apoyada contra la pared más cercana a mí, mirándome con una sonrisa.

—Si fallara —dije con tono serio, intentando sonar misterioso. Me giré hacia el objetivo y tensé el arco—, sólo sería un tío con un arco —disparé y la flecha cortó la anterior en dos—. Por eso no fallo nunca.

FELT IT ━ Clint BartonWhere stories live. Discover now