FELT IT | Clint Barton creía que era incapaz de sentir. Estaba completamente volcado en su trabajo hasta que ella llegó a su vida y rompió sus esquemas. Aeryn Boudreau había hecho que Ojo de Halcón sonriese, se enfadase, dudase y que su corazón le l...
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El alcohol no me hacía el efecto que necesitaba. Ya me había tomado tres chupitos con los chicos y ahora estaba bebiendo una copa que ni siquiera sabía lo que llevaba, pero parecía fuerte. Steve y Stark estaban discutiendo sobre algo mientras Bruce miraba el móvil. Yo me limitaba a mirar entre la gente. No había tantas personas como había habido en la primera fiesta para Aeryn. Calcularía unas cincuenta, todos agentes de S.H.I.E.L.D. que conocían a la chica de la que estaba enamorado.
Así que sí, ahí estaba yo, bebiendo para intentar olvidar el hecho de que nunca más podría besarla. Sabía que me había portado mal: había sido un gilipollas, tal y como ella había dicho. Y sin embargo, el dolor que sentía, que me había oprimido el pecho durante aquel año y medio, me impedía pedirle perdón. Aunque fuese lo que más deseara.
Natasha había hablado conmigo aquella tarde, intentado que entrara en razón para disculparme. Me había dicho que mis palabras le habían dolido, pero creo que ella no conseguía entender que a mí también: me había dolido que se hubiera ido y me dolía no haberle podido decir la verdad. Que nunca la había olvidado, y que probablemente, nunca lo haría.
—¿Qué? ¿Te lo estás pasando bien o es esto una mierda? —Stark me dio una palmada en la espalda y volvió a darle un trago a su copa mientras Steve se iba.
Yo me encogí de hombros mientras le miraba.
—Bueno, no está mal.
El asintió y nos quedamos bebiendo al lado de la barra hasta que él habló de nuevo.
—Mira, ahí está tu chica de oro.
Levanté la vista y vi a Aeryn abrazada del brazo de Natasha mientras hablaban con algunas otras chicas cerca de nosotros. Se había alisado el pelo esta mañana, y lo llevaba suelto y cayéndole por la espalda. Se había puesto un vestido negro corto y con la espalda descubierta, que la hacía parecer un ángel. Reía a algo que le decían las otras chicas y entonces me miró.
Nuestros ojos se encontraron y le di otro trago a la copa sin dejar de mirarla. Ella me aguantó la mirada, seria, hasta que Natasha tiró de su brazo y desaparecieron entre la gente. Visión se acercó a nosotros y Stark le dio la bienvenida.
