xi. Bajo las estrellas

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Estaba ayudando a Barney a hacer la comida mientras veía a Ryn jugar con Lucky afuera

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Estaba ayudando a Barney a hacer la comida mientras veía a Ryn jugar con Lucky afuera. Estaba pelando patatas para freírlas cuando mi hermano abrió su bocaza.

—Entonces —sonrió con burla—, ¿cuándo me vas a hacer tío?

—Barney... —suspiré.

—Perdona, perdona —reía él—. Es verdad que es una buena chica, ¿eh?

Sonreí mientras la miraba. Aeryn lanzó la pelota y Lucky salió disparado a por ella. La chica reía.

—Sí, lo es.

—Pero te gusta, ¿verdad?

Me mordí el labio. Sí, Ryn me gustaba. Me gustaba mucho. Me había dado cuenta cuando no podía dejar de sonreír a su alrededor, cuando sentía algo removiéndose en mi interior cada vez que aquella mujer se me acercaba. Su voz me daba escalofríos y me sorprendía a mi mismo constantemente pensando en su bienestar. Estaba enamorado de Aeryn Boudreau. Y no me avergonzaba confesarlo.

—No creo que ella sienta lo mismo. Me ve como a un amigo.

Tragué saliva y eché las patatas en la freidora. Yo nunca tenía suerte en el amor, y esta vez, probablemente no fuese una excepción.

—No digas eso, hermanito. Nunca se sabe lo que una mujer piensa —se señaló la cabeza con un tenedor lleno de huevo—. Tienen un montón de cosas en sus cabecitas.

Yo reí y me limité a asentir. Volví a mirar a Aeryn por la ventana y suspiré.

Pensé toda la tarde en lo que Barney había dicho. ¿Y si mi hermano tenía razón y debería de decirle a Aeryn que pensaba en ella de otra forma? ¿Que me preocupaba por ella y que la quería? Mi parte cobarde se negaba. Estábamos a punto de salir en una misión, yo no podía confesar mis sentimientos justo en aquel momento, sólo complicaría las cosas. Me resigné a esperar.

Aeryn y mi hermano estaban hablando de cuando él formaba parte del ejército, hace algunos años. La chica estaba muy inmersa en una de las historias que yo había escuchado cientos de veces. Yo no podía quitarle los ojos de encima. Sus labios estaban entreabiertos, y sus ojos verdes resplandecían con curiosidad mientras escuchaba a mi hermano. Era preciosa. Pero no era mía, así que lo único que podía hacer era observarla sin que se diera cuenta.

FELT IT ━ Clint BartonWhere stories live. Discover now