Capítulo 7: "Mi casa es tu casa"

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OWL


Cuando regresé finalmente a la manada, me encontré con Kira apoyada suavemente en un tronco. Su rostro estaba serio, y cuando cruzamos miradas, ella caminó con paso firme hacia mí.

—Owl ¿Qué pasó? —Preguntó con seriedad. ¿Acaso ya saben que asesiné a la Srta. Jules?

—Nada—Respondí secamente para continuar caminando. Kira me agarró del brazo y con fuerza me dio vuelta.

—Caleb, los chicos llegaron hace horas diciendo que has asesinado a dos profesores—Pude ver como sus ojos brillaban de preocupación y ella me soltó cuando miré su mano en mi brazo.

—Era una bruja, mató a un profesor e intentó de matar a dos humanos—Expliqué esperando que eso la convenciera, pero ella suspiró pesadamente.

—El Alfa ya lo sabe. —Mierda...

Me di la vuelta y seguí caminando, dejando a Kira atrás, ella no me siguió, pero sentí en mi espalda su mirada. Tendría que explicarle a Ian lo ocurrido y tan sólo espero que pueda entender la situación.

Cada paso que daba, cada uno de los integrantes de la manada, me miraba con inquisición, como si hubiera matado y violado a miles de personas. Al fondo de todo, estaba Ian sentado en una mecedora mientras fumaba un cigarro, y a su lado estaba Paul, quién le decía algo totalmente inaudible. Cuando pude estar favorablemente cerca, Paul se alejó de Ian y éste dejó de fumar su cigarro y me miró. Ambos lo hicieron en realidad.

Paul se acercó a mí y me dio una leve palmada en mi hombro, ahuyentó a todo el mundo para que se alejara y me dejaran solo con Ian en su patio.

—Tú padre era mi mejor amigo, Caleb—La voz de Ian era rasposa, como si tuviera algo en la garganta que le costara hablar. Su cuerpo era musculoso y bronceado y a ésta distancia, era capaz de percibir que su rostro no había sido afeitado por varios días. —Y cuando murió, dios. Fue como si hubieran matado a un hermano—Él tiró el cigarro dentro de un vaso con agua y seguidamente, se paró de su asiento y caminó en mi dirección. Él era de mi estatura, pero era mucho más fuerte de lo que yo era.

Fue inevitable no retroceder un par de pasos. Él no era definitivamente un hombre de confiar, pero al fin y al cabo, era nuestro alfa y merecía respeto.

—Sabía que traería dolor a nuestra manada cuando se enamoró de una humana, Caleb. Nosotros somos licántropos. No podemos mezclarnos con humanos, tampoco podemos salvarlos de sus problemas. Tenemos nuestros problemas y no podemos permitirnos tener más—Dijo—Y así piensas relacionarte con mi hija—Murmuró. Apreté la mandíbula y mis puños estaban tan apretados, tanto que podría jurar que mis nudillos estaban blancos.

Ian me miró desafiante. Esperando alguna reacción de mi parte, pero yo trataba de controlarme para no darle el gusto.

—Era una bruja y los humanos alertarían a los policías y con tan sólo mencionar la palabra bruja, traería a La Orden como moscas—Expliqué con voz firme, en cierto modo era verdad.

Ian simplemente negó con la cabeza y dijo:

—Que vengan, nosotros nos iremos al norte si es necesario.

Ian no tenía ningún interés en sacrificar la vida de miles de hombres y mujeres licántropos. Tampoco tenía problema de dejar moribundos a los ancianos que son lo demasiado débiles como para transformarse, o en dejar a los niños sin padres, o simplemente dejar que los capturen para convertirlos en armas vivas para luego dejarlos morir como si su vida fuera insignificante.

El lobo de los ojos amarillos | [Libro 1] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora