Capítulo 41: "Caída"

95 21 16
                                    


SCARLETH


Un sudor helado bajó por mi espina dorsal, tensando mi cuerpo de una manera casi increíble. Cada vez que bajaba un escalón, mi estómago se retraía y mis rodillas temblaban. Mi alarma interna pedía a gritos que huyera de ahí. Mi cuerpo adolorido por la tensión de los músculos temblaba como si el termómetro hubiera bajado de temperatura en el primer piso. Podía sentir mi cabello retorcerse por la electricidad del peligro. La sensación de mi sangre fluir rápidamente, hirviendo como agua en el fuego. Caliente como la lava. El aire se atascaba en mis pulmones, imposibilitando el respirar. No podía dejar de sentir miedo. El terror me incitaba a huir, a correr lo más lejos que mis piernas me pudieran permitir.

Cuando bajé el último escalón, el terror ya se estaba apoderando de mi cuerpo. El fuerte sonido de los golpes en la puerta cesaron, pero yo sabía perfectamente que sea lo que fuera esa cosa; sabía muy bien que seguía estando afuera. Esperando pacientemente. ¿Qué cosa? No lo podría decir con facilidad. Pero ahí estaba. Alargué mi mano hacía el pomo de la puerta, pero cuando mis dedos entraron en contacto con el metal, un frío corrió en espiral desde la punta de mis dedos hasta el resto de mi cuerpo. Me estremecí. Se sintió como el invierno dentro de la casa. El frío corría a gran velocidad por todo mi cuerpo, luchando con el fuego ardiente que llameaba en mi interior. El miedo me estaba carcomiendo. Apreté con fiereza el helado pomo de la puerta con mi mano y ejerciendo un leve empuje, lo abrí. El liviano trozo de madera crujió un poco al comienzo, pero cuando ya estuvo completamente abierta, el frío se hizo paso al interior de la residencia. La oscuridad reinaba todo el exterior. No era agradable como otras noches, ésta traía el siseo del peligro. Una cruda advertencia, cargada de odio y de rencor.

Los pastos estaban congelados y apenas se movían por el rugido del viento que las golpeaban una y otra vez. Pudo haber sido el viento el que golpeaba, pero no era tan oscuro como el ser que lo había hecho. Atravesé el umbral de la puerta, dándome paso a la peligrosa oscuridad que amenazaba con devorarme. Sentí el frío como agujas clavándose en mi piel. El viento desordenaba mis cabellos, enredándolo entre sí. Mis ojos lagrimeaban por el fuerte viento que los azotaba. Era difícil enfocar la vista por la oscuridad y por el viento. Era una noche peligrosa. El cielo estaba tapado de pesadas y oscuras nubes. Incluso la Luna no se deslumbraba entre los vacíos espacios que proporcionaba las nubes más altas. Parecía que nevaría por el cortante frío. Pero mientras más avanzaba, había algo mucho más preocupante que el extraño clima que se estaba originando. Una sombra me llamaba en el centro del jardín. Algo me advertía, amenazaba a toda criatura que intentara desafiarlo. Volteé un par de veces, sintiendo la amenaza siguiéndome. Me abracé a mí misma y rogué que sea lo que sea no fuera por mi familia. De alguna forma u otra, tenía que protegerlos.

Cuando ya me hallé parada en el centro de mi jardín, con la amenaza acechándome por todos lados, escondiéndose en la oscuridad; me encontré con una gran sombra parada justo en los límites del enorme patio y de la pequeña arboleda que se encontraba rodeando toda la propiedad. La sombra tomaba forma como la de una extensa colina. El viento rugía fuertemente, como si proviniera de la oscura criatura. La criatura se sintió familiar, sentí como sus oscuros ojos me miraban, devorándome poco a poco. Algo en mi interior se estremeció cuando la criatura avanzó lentamente hacía mí. La oscuridad provenía de aquella criatura sin alma. Las nubes avanzaban junto a la sombra, intentando de esconderla con la negrura de la noche. Mi alarma interior me incitó a retroceder y huir lo más lejos que pudieran mis piernas, pero el fuego en mi sangre se caldeó más, pidiendo que no huyera y enfrentara a la monstruosidad que se aproximaba. Mi nariz se arrugó cuando el viento trajo la peste de la criatura. El olor a muerte y a descomposición revolvió mi estómago.

—¿Quién eres? —Pregunté, pero el viento se llevó mis palabras. La criatura avanzó en respuesta y el repugnante olor me rodeo, provocándome una sonora arcada.

La criatura estaba a centímetros de mí y toda la maldad en el mundo se encontraba dentro de él. Podía sentir su fétido aliento rozar mi piel. Sus oscuros ojos estaban fijos en los míos. Mi corazón latía fuertemente, casi ni podía respirar por el terror y el olor a descomposición. Ya a estas alturas, la criatura ya había tomado una forma más allá de lo abstracto. Parecía un animal, un enorme y oscuro animal. Podía notar como la carne le colgaba de los huesos. El pelaje maltratado y hediondo. Tenía la misma forma de un animal muerto, con la piel pegada a los huesos. Sus dientes manchados en sangre podrida se revelaron cuando tuve la intención de alejarme.

Por arte de magia, el viento dejó de rugir, pero el cielo aulló profundamente, iluminando todo ser que se escondía en la oscuridad de la noche, incluyéndonos. Y cuando todo se apagó, las nubes cedieron a su peso y las afiladas gotas de lluvia empezaron a caer torrencialmente.

Empecé a temblar notoriamente, no por el frío. Hace mucho tiempo había dejado de sentir frío, pero, cada segundo que pasaba cerca de esa criatura, me hacía sentir enferma. Este ser era el odio personificado. Era la muerte misma. Estaba, completamente desesperada en buscar una solución que ni siquiera fui capaz de darme cuenta cuando la criatura extendió su pata hacía mi frente. Sólo sentí su tacto. Mi alarma interior chilló una advertencia: "Corre".
Intenté alejarme del animal, pero mis piernas se negaron a responder. Podía sentir a la criatura dentro de mí. Toqueteando todo recuerdo de mi memoria y oscureciéndola. Se apoderó de mí ser y podría jurar que incluso se instaló en mi alma, oscureciéndola. Mis ojos me empezaron a picar. Sentí las lágrimas asomarse, pero ya era difícil retenerlas teniendo alguien dentro de mí. No podía ni siquiera moverme o pedir ayuda. Por primera vez en toda mi vida, sentí que ya no había más control en mi mundo. Estaban oscureciendo todo recuerdo bueno que tuve, toda memoria de haber sonreído alguna vez en mi vida, fue oscurecida por culpa de la criatura. Sentí el odio hacía aquel sentimiento bueno y puro. Incluso me sentí odiarlo. El fuego ardiente que corría libremente en mis venas se estaba descontrolando, como si se tratara de una emoción fuerte.

Cuando el monstruoso animal me soltó y se alejó, llevándose la oscuridad consigo. Mis piernas cedieron y simplemente dejé que mi cuerpo se dejara caer, sintiendo el firme golpe del suelo. Mi cabello estaba pegado a mi cara, impidiéndome ver claramente. Saladas gotas de agua caía por sobre mi rostro, mezclándose con las gotitas de lluvia que limpiaban el rastro de suciedad de mi cara. Estaba débil, estaba indefensa ahí, afuera, tirada en el suelo del patio en medio de la oscuridad. Ese ser, había oscurecido una parte de mí. Dejando una clara advertencia, una que no dudaría en olvidar...

El fin estaba cerca.


**********************************************

Dejen su estrellita y obviamente, no olviden comentar <3

PD: El fin esta cerca ;0





















¡¡¡BESOS!!!

El lobo de los ojos amarillos | [Libro 1] (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now