Capítulo 18: "Un beso en la frente"

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SCARLETH

Estuve jugueteando con el collar que mi madre me había regalado por horas, mientras que esperaba alguna reacción de su parte. Ya había amanecido y aún no era capaz de quitarme los ojos de aquella bestia en mi cabeza, aún sentía mi corazón latir fuertemente ante el frío recuerdo.

—¿Dices que era un ser oscuro? —Preguntó sentándose frente mío.

Ese día no había ido al colegio por el nerviosismo que sentía y obviamente después de contarle a mi madre lo que había sucedido, ella aceptó dejarme quedar en la casa.

—Sí—Confirmé—.Me atacó y... se sintió tan real.

Ella no cambió su cara neutral, tampoco dijo nada, ni se movió de su asiento, y antes de poder decir algo, ella sonrío y se levantó.

—Sólo era un sueño—Dijo para reconfortarme, pero sabía que ni siquiera ella se lo creía.

—¿T-tú crees?

Ella asintió y se acercó a mí.

—Posiblemente es algo que te está consumiendo espiritualmente—Acarició mi cabello y dulcemente giró mi rostro—. Princesa, no te pasará nada mientras yo esté aquí.

Dicho esto, ella se acercó a mí y besó mi frente, sentí como un calor me invadía todo el cuerpo, un calor reconfortante y me sentí mucho más tranquila después de eso. Fue realmente raro aquel beso, ya que ella nunca en su vida, nos ha dado un beso en la frente a mi hermano y a mí, ni mucho menos a mí padre, por lo que aquel acto me sorprendió y a la vez llenó mi alma con calidez y ternura infinita. Ella se alejó a mí y me sonrío dulcemente.

—¿Café? —Preguntó poniendo la cafetera a funcionar.

Asentí cuando ella volteó esperando mi respuesta.

Me acomodé un poco en mi asiento y apoyé mi mejilla en mi mano, mientras veía a mi madre caminar de un lado al otro de la cocina, sacando tazas y cucharas en las gavetas, mientras tarareaba una canción algo conocida para mí.

—¿Y esa canción?

—Es una canción de cuna—Dijo dejando las tazas sobre las mesas y yo las acomodaba—. Te la cantaba cuando habías nacido. ¿Cuánto de azúcar?

—Dos.

Sirvió el café en las tazas y se sentó al lado mío, bebiendo de su amarga bebida.

—No está en nuestro idioma, ¿verdad? —Le di un sorbo al café.

—Está en el idioma materno de mi país—Dijo—. Cada vez que la canto me recuerda un poco a Escocia.

—¿Te gustaría volver?

—A todos nos gustaría volver a nuestro hogar, pero sí, me gustaría—Sonrío—. ¿Y tú novio?

—¿Cuál novio? —Pregunté aceleradamente. Mamá río.

—Tú novio, el canadiense... ¿Cómo se llamaba? Carlos, Kevin, Carl...

—Caleb—La interrumpí y ella chasqueó la lengua en señal de triunfo.

—Y confirmaste que es tú novio.

—¡Mamá! —Me ruboricé—. Estabas preguntando cómo se llamaba.

—¿Yo? —Se puso una mano en el pecho—. ¿Cuándo?

—¡Recién!

—Claro que no.

—¡Mentira!

—¿Estás llamando a tú madre mentirosa? —Me fulminó—. Liliana Scarleth.

—¡Claro que no! —Me excusé y como respuesta, ella me regaló una de sus típicas miradas desaprobadoras.

Estuvimos un buen rato discutiendo con mi madre, de vez en cuando nos reíamos o nos servíamos otra taza de café. Hablamos e incluso cotilleamos sobre el colegio y sobre lo que sucedía en el trabajo de mi madre o en la ciudad. Ni siquiera era necesario seguir tomando tazas de café a las once de la mañana, puesto que cualquier hora del día, nos podemos sentar y conversar un rato. Amaba a mi madre, no importaba el problema que tuviera, ella siempre estaba para mí y yo para ella.

Finalmente, después de varios minutos charlando con mi madre. Levantamos las tazas y los servicios y a continuación los lavamos, y antes de poder retirarme de la cocina, ella me detuvo.

—Scarleth. Nunca des un beso en la frente, a no ser que sea importante—Dijo antes de irse y desaparecer en la puerta que daba al patio trasero.

¿Un beso en la frente? ¿A qué se refiere a que nunca de un beso en la frente?

Profecías de madres, quizás.


MÁS TARDE

22:36 pm

—¿Te dijo eso? —Preguntó Caleb colándose entre las cobijas de mi cama.

Asentí.

—¿En tú mundo mágico significaría algo? —Negó pensativo.

—¿Y en tú mundo humanoide que significaría? —Cuestionó.

—Un beso en la frente significan muchas cosas—Respondí—. ¿Cómo que humanoide?

Le tiré una almohada en la cara mientras que él trataba de aguantar la risa.

—¿Y un beso en los labios que significa? —Se acercó peligrosamente a mí y no pude evitar no sonrojarme al sentir su calor.

—No lo sé—Respondí alejándome de él.

Caleb agarró mi nuca con delicadeza y me acercó a mí, su aliento se mezclaba con el mío y mis pulsaciones cardiacas subían cada vez que él se acercaba a mí con el propósito de besarme.

—¿Nerviosa? —Preguntó sonriendo traviesamente.

Bufé. Realmente estaba esperando ese beso. Pero no tenía por qué esperarlo, simplemente podía dárselo yo.
Me acerqué a él y rápidamente, lo rodeé con mis brazos para que no se separara, si es que tuviera esas intenciones, pero obviamente no lo hizo, ya que no se alejó ningún centímetro cuando yo me acerqué a él. Lo besé.

—Para nada—Reí y continué con nuestro beso.

—Scarleth—Jadeó en mi boca.

Yo me separé unos pocos centímetros, dándole cortos besos en su boca, esperando a que diga algo. Él sonrío, mostrando sus colmillos que se destacaban en su sonrisa.

—¿Sí?

—Nada—Sonrío ampliamente—. Me gusta pronunciar tú nombre.

Sonreí yo esta vez y lo abracé, él rodeó sus brazos en mi cintura y más tarde, empezó a acariciar mi espalda, frotando suavemente para que yo no pudiera sentir ningún dolor. Acomodé mi cabeza en su pecho, escuchando el latido de su corazón y su lenta respiración mezclarme con la mía. Si no fuera por sus caricias en mi espalda, juraría que estaría durmiendo, por su silencio y por la tranquilidad que emanaba su cuerpo.

La luz del velador estaba apagada y la luna que se filtraba por la ventana, era la única que iluminaba toda la habitación, hasta el rincón más oscuro de ésta, era iluminado por el brillo azulado del precioso satélite.

—¿Caleb? —Dije finalmente, separándome de él para poder mirarlo a los ojos.

Sus oscuros ojos captaron los míos casi de inmediato, como si los estuviera esperando.

—¿Dime?

—La otra noche, cuando estabas como un lobo... —Me mordí el labio—. ¿Quién era el lobo blanco?

La sonrisa de Caleb desapareció por completo, sustituyéndola una línea recta que ensombrecía completamente su rostro.

—¿Caleb?

El lobo de los ojos amarillos | [Libro 1] (EN EDICIÓN)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum