PARTE II

133 31 4
                                    


SCARLETH



Caí al suelo. Completamente debilitada. El cuerpo chamuscado del vampiro se encontraba tirado al lado de Caleb. No podía creer de lo que había sucedido. Y aparentemente, Caleb tampoco podía creerlo. ¡Habían salido llamas de mi pecho! ¿Soy una clase de súper heroína?

Caleb se acercó y pude sentir el reconfortante calor que emanaba de su interior. Sentí como mi cuerpo se iba llenando de fuerza, pero no era suficiente. Necesitaba una gran fuente de energía como para revitalizarme completamente. Mis ojos se encontraron increíblemente pesados, era casi imposible mantenerlos abiertos. Apenas era capaz de levantar un brazo.

Mantente unida a mí.

Oleadas de calor y ternura rodearon mi alma con una reconfortante fuerza. Quise aferrarme aquello, pero para lograrlo, tenía que vencer la lucha que estaba librando mi cuerpo. Mi cuerpo había dejado de ser de mi propiedad.

—C-Caleb—Mi garganta quemaba y mi voz sonaba increíblemente ronca. Casi inaudible.

Decidí cerrar mis ojos. Dejarlos descansar aunque sea un rato. Necesitaba almacenar la poquísima energía que tenía. No podía gastarla en algo tan inútil como mantenerme con los ojos abiertos.

Sin necesidad de presionar mis sentidos. Escuché como los huesos de Caleb se movían de lugar y antes de poder escuchar como la piel se reponía nuevamente. Unos brazos me rodearon. Brazos llenos de fuerza y calor. Fui acunada en su pecho y empecé a flotar en ellos como una pluma.

Sentía mi cuerpo arder fieramente. Sentía como el fuego corría líquidamente en mis venas y en mi pecho, una furiosa llama se negaba a desvanecerse. Mi cuerpo se había convertido en una chimenea humeante. En una fábrica de calor. Y yo sabía perfectamente que Caleb podía sentir mi calor. Incluso podría quemarlo sin tener conciencia de ello. Él se dispuso a estrecharme más cerca de su pecho. Protegiéndome de cualquier peligro que podría acecharnos.

—Caleb—Era doloroso hablar, pero aun así necesitaba murmurar su nombre. Saborear cada letra.

—No hables—Susurró entre mi cabello y estos guiaron su voz hacía mis oídos. Grabándose en mi memoria.

—Calor—Dije roncamente.

—¿Tienes frío? —Me apretó más hacía él—. Ya casi llegamos.

La presión ardiente en mi pecho era insoportable de aguantar. El sentir como mi sangre se volvía fuego que quemaba fieramente mis venas era doloroso. Me estaba quemando por dentro y yo lo único que quería era estar cerca de algo caliente. Necesitaba neutralizar el fuego ardiente que reclamaba mi cuerpo. Tuve que haberme controlado. Tenía que haber controlado el miedo de perder a Caleb. Pero era imposible no haber evitado el miedo que me carcomía por dentro. Caleb se había vuelto por alguna razón, en todo lo que yo necesitaba para continuar.

—¿Scarleth? —Caleb me sacudió entre sus brazos. Pero yo estaba demasiado débil como para responderle, o el tratar de hacer algún gesto—Mierda—Maldijo y a continuación, echó a correr.

Por primera vez en mucho tiempo. Sentí como mis dedos empezaron a congelarse. Algo mucho más atractivo empezó a llamarme en lo más profundo de la llama que consumía todo mi calor corporal.


CALEB


Desde que Nuwi-Kem sintió la sangre de un portador caer en la tierra. Derritiendo pequeños minerales que se encontraban en el exterior, hasta fundirse completamente en la energía de la tierra enriquecida; sentí la necesidad de rescatar al portador y a Scarleth.

El lobo de los ojos amarillos | [Libro 1] (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now