Capítulo 19: "Loba blanca"

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CALEB


Después del incidente con Kira, no se ha vuelto a acercar a mí, como si se hubiese sentido completamente culpable después de la paliza que me propinaron los betas por orden de Ian. Aunque estoy muy seguro que Kira ha estado visitando a Scarleth en éste último tiempo, lo sé porque percibo su olor en la tierra y en el aire cuando voy a vigilarla. Incluso creo que se ha llegado a obsesionar con ella, ya que la última vez que entré a su dormitorio, pude sentir el olor de la morena en los muebles de la habitación de Scarleth.

Acurruqué a la pelirroja entre mis brazos, dejándolos descansar en su espalda, por encima de sus prendas para dormir. El delicioso olor de las galletitas me llevaban a un exquisito viaje a los sueños, en dónde sólo ella estaba. Besé la base de su cabeza y me acomodé para refugiarme en los sueños junto a la mujer que se encontraba entre mis brazos, descansando profundamente.
Giré mi cabeza hacía la ventana. El exterior se encontraba oscuro y silencioso, algo que para cualquier humano sería normal, pero para un lobo, no era normal. Incluso, estando como humano, tenía mis sentidos mucho más agudizados que antes, y lo único que era capaz de percibir, era el silencio total de la oscuridad. No había viento ni grillos en el alrededor. La nada misma se avecinaba.
Me separé de Scarleth, dejándola encima de sus almohadas y cubriendo su cuerpo con las cobijas de su cama, me acerqué a la ventana y tal cómo me lo imaginaba, estaba oscuro. Sentía la presencia de algo, escondiéndose en la oscuridad como un roedor. Abrí la ventana y me escabullí en ella, sin hacer ningún ruido en el acto. Mi cuerpo dolió cuando empecé a bajar con cuidado del árbol hasta sentir con mis pies, la superficie fría y húmeda.

Caminé hasta internarme en la oscuridad, como si fuera uno más de ella. Y percibí un ruido a mi derecha, una respiración agitaba la suave brisa de la noche. No había estrellas que pudieran guiarme en mi trecho, ni tampoco estaba la Luna para que pudiera iluminar un poco el lugar, todo estaba cubierto de espesas nubes y lo único que era capaz de ayudarme eran mis sentidos. Caminé hasta el origen de la respiración, pero éste se acercó a mí, ronroneando y frotándose en mi pierna. En mi estado, la visión nocturna no era muy buena, y era muy peligroso convertirme en lobo, mi cuerpo estaba muy débil y temía no poder soportarlo.

—¿Qué haces afuera? —Le pregunté al gato, la cual lo había alzado y lo tenía frente a mí.

Sus ojos brillaban de diferentes colores, como los que éstos eran. El animal ronroneó como respuesta.

—Estúpido amigo de Scarleth—Lo solté y el gato emitió un ruido como si se estuviera riendo.

Rodeé los ojos y seguí caminando hasta buscar algún rastro de algún peligro o algo, el animal me siguió. ¿Cómo era que se llamaba?

—¿No deberías estar con Scarleth? —Lo miré y el gato me ignoró—. ¿Quién te dio permiso de seguirme?

Volvió a ignorarme.

Dimos varias vueltas en el patio de los Moore, y sin encontrar nada, ningún ruido y ningún olor. Estaba por darme por vencido, cuando un olor a putrefacción y a quemado se presentó en el lado izquierdo del patio. El gato también lo percibió y se echó a correr casi de inmediato, yo corrí tras de él, intentando de ganarle la carrera.

En medio de la oscuridad de la noche, se encontraba una montaña de masa, rodeada de pelos oscuros y malolientes, era el origen del putrefacto olor. Mis ojos lagrimearon por el intenso olor, y sin percatarme, me cubrí la nariz y la boca para detener el fuerte aroma, pero aun así, era capaz de olerlo todavía.
Me acerqué a la masa putrefacta y mientras más me acercaba, más fuerte era el olor que emanaba de la carne quemada. No tenía cabeza ni brazos, pero tenía pelo, oscuros y quemados, pero tenía, incluso tenía partes sin nada de cabello, partes en dónde se podía ver la carne quemada y algunas larvas escarbar entre ella, peleándose por la carne. No evite camuflar las arcadas con un fuerte tosido, pero no podía evitarlo, la esencia dulzona mezclado con el amargo olor, creaban una horripilante mezcla de olores que sería incluso incapaz de levantar muertos de su tumba.

El lobo de los ojos amarillos | [Libro 1] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora