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Thanks, mom/Gracias, mamá

Un mes más tarde

NARRA MADISON

—¿Vas a comerte tu pastel?—preguntó mi hermano Lewis.

Sí las miradas mataran, el funeral de mi hermano hubiera sido hace un par de años. 

—Es mi cumpleaños, y aunque yo esperaba un pastel de chocolate, tengo este pastel de vainilla en su lugar y un tenedor—apunté a mi hermanito con el tenedor—Un tenedor que no dudaré en usar, sino me dejas comer en paz—advertí y mi madre no tardó mucho en...

—Madison, no trates así a tu hermano—me regañó—Sé que estás así porque tus amigas no vinieron a verte en todo el día, pero no por eso tienes que desquitarte con Lewis—mi madre siempre recordándome mis desgracias.

—Gracias, mamá. Gracias por recordarme que soy la menos importante en mi circulo de amigas—hablé molesta levantándome del comedor.

—¿Ahora si puedo comerme tu pastel?—preguntó Lewis. 

Mi sangre hirvió, y con el tenedor que aún tenía en mi mano le pinche la pierna a mi hermano.

—¡Auch! MAMÁ, MADISON...—gritó empezando a llorar como una niña. ¿De verdad tenía 11 años?

—¡MADISON A TU HABITACIÓN!—ordenó mi madre corriendo a revisar la pierna de Lewis el marica.

—¡Gracias, mamá! Ha sido el mejor cumpleaños—hablé sarcástica llevándome la maldita torta de vainilla para ver si me ahogaba mientras me la comía en mi habitación. 

Aparte de que mi papá no pudo venir de la base militar por mi cumpleaños, aparte de que mis amigas inventaron excusas todo el día para no venir a visitarme, aparte de que Corbyn, mi crush, sólo me felicito por un estado de Snapchat, hermosa su cara de meme, por cierto. Aparte de todo eso, y del maldito pastel de vainilla, venía mi mamá y me castigaba por un insignificante incidente con un tenedor de plástico. ¿Podría empeorar este día? O noche, ya eran pasadas las ocho. 

Me puse mis audífonos con la canción Pity Party de Melanie Martinez y lloré cantándola, mientras me comía mi pastel de vainilla. Era mi cumpleaños y lloraría si quería. Terminé viendo los Simpsons.

—Madis, cielo—llamó mi madre desde la puerta. 

Me limpié mis mejillas y sólo la miré. 

—Quiero pedirte disculpas por lo de hace un rato—habló sentándose a mi lado en la cama.

—Eso no fue nada, lo del pastel de vainilla si no te lo perdono—le dije y mi madre se rió y me quitó un trozo de pastel del cabello.

—Compré el primer pastel que vi—se excusó.

—Bla, bla, bla—me burlé y mamá sólo me abrazó.

—Quiero que sepas que aunque haya sido un día horrible, y aunque tu padre no este aquí y yo haya sido una tonta por no comprarte un pastel de chocolate, algo me dice que este será el cumpleaños más inolvidable, Madison—comentó mirándome con sus ojos mieles alegres.

—¿Pero si ya se terminó el día?—pregunté sin entender nada.

—Las chicas están abajo esperándote para ir a una pijama de disfraces—informó y yo me emocioné de repente.

¡Qué bipolar soy!

—¿Es en serio?—le pregunté.

—Ve por ti misma—me animó.

THESE GIRLS / WHY DON'T WEWhere stories live. Discover now