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My reality/Mi realidad

NARRA ZACH

—No quiero ver Annabelle—me negué cuando estábamos mirando las películas en la cartera. 

—Eres un gallina—me dijo Theresa mirando las otras películas.

—No soy un gallina, sólo es que...—me interrumpió.

—Sólo es que tienes miedo de dormir solo—Theresa sonrió burlona—¿O no es así, Zachary Herron?—preguntó caminando a la taquilla.

Era tan preciosa, divertida y llena de cosas nuevas. Al mirarla de espalda mi estómago se llenó de unas cosas raras. ¿Tenía hambre tan rápido? Pero si acabábamos de comer helado.

—Tú ganas, si soy un gallina que no quiere dormir solo—murmuré tímido metiendo mis manos en los bolsillos de mi chaqueta.

—¡Tenía razón! ¡Yay!—Teresa exclamó y comenzó a bailar. 

Me reí, era adorable.

—¿Y ese baile qué?—le pregunté entre risas.

—Es mi baile para cuando me dan la razón—respondió sonriendo ruborizada.

—Me gusta, es muy...—hice unos movimientos raros, lo primero que se me ocurrió hacer—Es muy baile para cuando me dan la razón—lo último lo dije imitando su voz.

Theresa no paraba de reír y las estúpidas ganas de comer se apoderaron de mi estómago de nuevo. ¡Estúpida hambre!

—¿Veremos Annabelle, entonces?—cuestionó su dulce vocecita. 

—Me da dos entradas para Annabelle 2 para la función de las seis—pedí a la mujer que atendía la taquilla.

—Sí te da mucho miedo puedes abrazarme—susurró Theresa sonrojándose. 

También sentí mis mejillas arder. ¡Maldita sea con mis mejillas!

NARRA THERESA

No sabía si Zach estaba sonrojado o era el color natural de sus mejillas. Como sea, fuimos por las golosinas. 

—Lo quiero...mmmm lo quiero...mmmm obvio, lo quiero—Zach tomaba cada cosa que pareciera deliciosa. 

Yo sólo elegí una barra de chocolate y palomitas de maíz con mantequilla derretida.

—¿Sólo vas a llevar eso?—me preguntó—Yo voy a pagar, puedes elegir lo que quieras—me dijo con un tono cariñoso. 

Me gustaba, si lo sé lo conocí ayer, pero ¿Cómo no gustarme? Era tan lindo conmigo, tan divertido y tierno. Me gustaba en todos los sentidos. Claro con 15 años es fácil encantarse con los primeros ojos mieles y mejillas rosadas que ves. 

—Estoy bien, sólo quiero esto. Tranquilo—calmé sonriente. 

No me aprovecharía de él. Zach sólo se encogió de hombros y siguió con su compra, minutos después pagó y fuimos casi que con un carrito de supermercado a la función. 

—Tienes que probar estas papas, son con sabor a pepino—ya era la quinta vez que me obligaba a comer. 

—¿No saben asqueroso?—le pregunté en susurró porque toda la sala estaba concentrada. 

—No—Zach negó con la cabeza—Vamos, abre la boca—pidió y yo algo incomoda le hice caso.

Zach puso la papa frita en mi boca y nuestros ojos conectaban a la perfección, como si se llamaran. Comencé a masticar, el crujido de la papa frita hizo a Zach sonreír. Mi corazón se aceleró.

THESE GIRLS / WHY DON'T WEOù les histoires vivent. Découvrez maintenant