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Kill a butler/Matar a un mayordomo

NARRA THERESA

—Gracias, Beth, por quedarte conmigo esta tarde—agradecí a mi amiga por teléfono mientras cojeaba con mi muleta del baño a mi mesa de escritorio.

—Eso hacemos las amigas, espero que cuando yo me rompa un brazo estés aquí haciendo un maratón de películas de terror para las dos—pidió Bethany divertida.

—No digas eso, no quiero que jamás te rompas nada—dije seriamente sentándome frente a mi portátil.

—Era un decir, entonces puedes venir cuando me rompan el corazón—aseguró Bethany.

—¿Qué no acabas de escucharme? No quiero que jamás te rompas nada, incluido tu corazón—repuse con más seriedad pero ella precia darle gracia.

—Oh, Theresa...nadie está excepto de romperse el corazón, es una ley de vida, al parecer—habló Beth del otro lado del teléfono sonando esta vez pensativa.

—¿Cómo podemos romper esa ley, Bethany? No me gusta en absoluto la idea de estar triste por meses como Bella porqué Edward se largó sin explicación alguna—dije realmente detestando la idea.

—Creo que siendo el Edward de la historia—la voz de Bethany sonó más distante y yo guardé silencio.

Casi siempre las que hablaban de amor y esas cosas eran Grace y Kiiara, por ser las mayores siempre tenían historias de sus amores imposibles del colegio y hacían teorías sobre películas románticas con finales caóticos, pero algo se sentía extraño al hablar con Beth, era como si estuviéramos creciendo y buscáramos obtener más respuestas de las que nuestras amigas mayores nos dieron alguna vez. Y luego estaba la voz preocupada de mi madre diciendo que no quería que me rompieran el corazón, eso le daba aún más importancia, comencé a tener un poco de miedo por mis sentimientos hacia Zach.

—Eso es muy inteligente, Beth—logré decir al fin y solté una risita—Hacernos vampiros nos soluciona muchas cosas—Bethany estalló en risas del otro lado de la línea.

—¡Soy un maldito genio!—exclamó riendo—Bueno, pequeña vampiresa, me debo ir a preparar la cena, y por preparar me refiero a matar al mayordomo—siguió bromeando.

—Vale, yo cazaré alguna ardilla desde mi ventana. Adiós, cuidado con los cuchillos afilados—me despedí.

—Tranquila, yo si sé cocinar no como Grace—ambas no reímos—Hasta mañana, Theresa—se despidió Bethany cortando la llamada.

Sacudí un poco la cabeza, no quería seguir dándole vueltas al asunto, comencé a navegar en internet debía estudiar alguna que otra cosa para no volver realmente perdida a clases. De pronto escuché mi teléfono, era Zach llamando, un revoloteo en mi estómago me asustó. Quería hablar con él y a la vez no quería hacerlo. Dejé caer el buzón de mensajes.

Pero Zach no dejó ningún mensaje, volvió a llamar y no tuve más remedio que contestar.

—Hola, Zach—saludé nerviosamente.

NARRA KIIARA

—¿Cómo has estado hoy, bonita?—oí como Zach hablaba por teléfono en mi salón principal, donde todo relucía como si jamas hubieran pasados los terremotos de mis hermanas—Oh, Theresa, me encantaría abrazarte antes de que te vayas a dormir—seguí oyendo sin querer la conversación de Zachary con Theresa, eran tan adorables.

No quería seguir escuchando una conversación ajena, vi como en la cocina Corbyn y Madison pedían pizzas para todos. Y en el jardín Daniel y Grace tocaban la guitarra con Jack y mis hermanas. Había sido un día largo, un día de esos que jamás podré olvidar, me sentía abrumada por todo, pero a la vez sentía una plácida sensación al ver a todos mis amigos a mi lado ayudando y haciendo todo lo posible por dejar todo como estaba. Tenía tantas emociones encontradas, ni si quiera podía gritar a mis pequeñas hermanas, las cuales ya me habían pedido disculpa un centenar de veces, era increíble como Corbyn y Jonah habían influido sobre ellas, pero parecían realmente arrepentidas y avergonzadas por su desastre. Esperaba que realmente esta vez cambiaran.

THESE GIRLS / WHY DON'T WEWhere stories live. Discover now