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War Zone/Zona de guerra

NARRA CORBYN

¿Que demonios había sido eso?

Le quité la flecha de la frente a Madison, y vi como le quedó un círculo rojo en medio de las cejas.

—¿Estás bien?—pregunté viendo el terror en los ojos de la pelirroja—¿Quienes son estas niñas?—cuestioné curioso viendo como la pequeña niña soltaba el arco y flecha viéndome como hipnotizada.

—Eso es, deja las armas en el suelo, ahora pon las manos donde pueda verlas—Madison hablaba en tono policiaco—¡LAS MANOS DONDE PUEDA VERLAS, DIJE!—gritó la pelirroja y las niñas alzaron los brazos al aire.

—Comienzo a tener miedo—susurré en el oído de Madison.

—Si te quedas detrás de mi estarás seguro—me indicó Madison comenzando a entrar en la casa—¿Kiiara? ¿Jonah? ¿Daniel? Estamos aquí, hemos venido a salvarles—habló fuerte y claro el amor de mi vida—Samantha guíame con los rehenes—ordenó a la niña más grande.

¡Diablos! ¿cómo podría no ser el amor de mi vida? Era una heroina sin capa. Entonces sentí unos pasos detrás de mí. Madison siguió hacia el sillón tumbado en el suelo camino a la cocina. Yo me quedé mirando como toda la casa estaba patas arriba, entonces me giré a ver que cosa me seguía, quizás Kiiara se había comprado una mascota.

—¡AAAAAH!—grité al ver a la criatura diabólica de ojos azules detrás de mí.

—Hola—saludó su voz tierna. Era una niña preciosa, de cabello negro hasta los hombros y una sonrisa con dientes de leche—Soy Kate—se presentó haciendo ojitos de borreguito.

—Awww, que cosita más tierna—me puse de la estatura de la pequeña Kate—Soy Corbyn, me gusta como te quedan las rayas negras de guerra en las mejillas—le pellizque uno de sus cachetitos.

—¡NOOOO! ¡Has caído en la trampa!—gritó Kiiara saliendo cubierta de un polvo blanco de pies a cabeza seguida por Jonah envuelto  de papel higiénico como una momia.

¿Qué demonios había pasado aquí?

—¿De que estás habl...—unos bracitos me rodearon el cuello.

—Ahora eres mío para siempre—exclamó la pequeña Kate abrazándome con todas sus fuerzas. Me puse de pie cargándola de la cintura.

Un escalofrío me recorrió el cuerpo, ahora entendía la gravedad del asunto. ¡Que débil eres, Besson!

—Los ojos de borreguito nunca fallan—la niña más grande de burló de mí.

—¿Y dónde está Daniel?—pregunté comenzando a sentir el crujir de mis amígdalas. ¿Era la hija de Hulk? Ahora sabía lo que se sentía tener un koala atado al cuello.

—No, fui yo quien te envió el mensaje, por error Daniel y yo cambiamos de teléfonos—habló Jonah sobando sus muñecas—Gracias por venir, bro ¡Rayos, nunca había sido amordazado! Tienes que enseñarme esos nudos—mi amigo señaló a la pequeña guindada en mi cuello.

—Todo está en la práctica—respondió Kate simple.

Todos miramos a Kiiara en busca de respuestas, ella sólo se encogió de hombros.

—No me miren a mí, mi madre la olvido en una academia militar cuando paramos a usar el baño de camino a DisneyLand—contó la morena cubierta de harina con naturalidad.

¿Por qué diablos se me ocurrió venir aquí pasada la media noche?

NARRA THERESA

THESE GIRLS / WHY DON'T WEOnde histórias criam vida. Descubra agora