03: Apodos en vez de nombres

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Para la fiesta escogí ponerme un vestido blanco con estampado de flores en todo el largo

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Para la fiesta escogí ponerme un vestido blanco con estampado de flores en todo el largo. Éste solo me llegaba a la mitad del muslo, pero me gustaba el diseño porque las flores eran azules y contrastaba con mis ojos. Lamentablemente, debía prescindir de mi sujetador porque el escote era bajo y el vestido era con tiras. No estaba avergonzada porque tampoco tenía mucho para mostrar, el vestido tenía incorporado un pequeño relleno para sujetar mis pechos, así que caminé con libertad hacia el piso de Amber enfundada en unas sandalias con tacones. 

La puerta del apartamento estaba cerrada, cuando logré entrar, me arrepentí un poco de mi elección de ropa. Las chicas estaban vestidas como si estuvieran en un club; vestidos estrechos y tacones tan altos que parecían los de Amber.

Me abrí paso entre las personas para llegar a la sala. El departamento era un caos y ni siquiera era medianoche. La música no sonaba tan fuerte, más era la bulla de la gente al jugar los videojuegos en la sala de Amber y los gritos y risas de las personas en los juegos de mesa. Estaban jugando, y si alguien perdía, pues bebía cerveza u otra bebida alcohólica. Quería quedarme y ver a las personas jugar, pero el problema era la cantidad de gente que había, creo que no conocía ni a la mitad de ellos.

Como no veía a Amber por ningún lado, continué mi camino.

Me detuve en la puerta de la cocina, mirando alucinada lo que ocurría en el pasillo de las habitaciones. Era la figura de un chico y una chica. Ambos conversando frente a frente. Eran Kem y Ada. No quise detenerme allí, verlos juntos no debía sorprenderme. Pero lo hacía. Recordé la primera vez que vi a Kem luego del baldazo de agua, Ada había bajado a verlo. Y él había dicho que tenía una cita importante. ¿Ella era su cita?

Viéndolos ahora sí lo parecía.

—Pssst —susurró alguien detrás de mí, asustándome. Cuando volteé miré a una sonriente Amber—. ¿Espiando?

Traté de disimular.

—Iba a entrar a la cocina y los ví, solo un segundo.

—Al final vino el vecino, Kem, pero no trajo a su hermano. —Hizo puchero—. Ada está hablando con él y yo estoy aquí, sola.

—Pues ya llegué para hacerte compañía.

Amber desestimó mis palabras con una mano.

—Me refería a ser la cita del hermano de Kem. ¿Te imaginas? —Soltó una risita mirando detrás de mí—. Hermanos con hermanas. ¡Sería genial!

No sonaba ni de cerca tan genial como ella lo decía. Al contrario, sonaba extraño.

—¿No pudo venir el hermano de Kem?

—Dijo algo sobre cuidar a su hermana. —Amber se encogió de hombros y luego tiró su cabello ondulado hacia atrás. Su rostro estaba maquillado de tal forma que parecía haberse tirado horas en ello. Yo solo había elegido máscara de pestañas, delineador y un tono suave en los labios. Me sentía una niña a su lado. Pero a Amber no parecía importarle mi aspecto, me tomó de la mano—. ¿Quieres ir a bailar? También tengo alcohol en la cocina, Ada compró bastantes botellas en el supermercado.

El chico de arriba #1 | EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora