44: Papelones en la madrugada

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Cuando la canción finalizó, se escuchó un silencio absoluto, para que segundos después el lugar estallara en aplausos y gritos ensordecedores

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Cuando la canción finalizó, se escuchó un silencio absoluto, para que segundos después el lugar estallara en aplausos y gritos ensordecedores. Parecían muy entusiasmados con la canción que Allan y yo habíamos cantado. Miré agradecida a Allan y apreté su mano, vocalizando un «gracias» sin hablar.

Bajé de ahí junto con los chicos en dirección a Debie. Ella estaba sola y con una pequeña sonrisa en el rostro. Al parecer los otros se alejaron. Mi nueva mejor amiga en el mundo vio mi rostro, hizo una mueca al verme y abrió sus brazos para mí. Me abrazó con fuerza y yo me aferré a ella.

—Eres increíble, Ruby —susurró en mi oído haciéndome sonreír.

Me alejé de ella con una sonrisita.

—Creo que es hora de un licor fuerte.

Debie alzó los brazos.

—¡Creí que nunca lo dirías!

Entre los seis nos sentamos en una mesa apartada de todos. Debie, Allan y yo de un lado; Mark, Luke y Ben del otro.

Una camarera con el uniforme de la cafetería vino para decirle nuestros pedidos. Todos elegimos cervezas y a los minutos nos trajo varias, diciendo que Julián y Amanda nos invitaban las bebidas.

Así que no fuimos tontos y pedimos varias rondas de cerveza. Excepto Allan, quien era el conductor designado de esa noche y no podía tomar alcohol por ello.

No sé por qué, pero levanté la mirada mientras tomaba de mi botella de cerveza. Un par de ojos verdes me observaban. Era Kem, a un extremo cerca de la puerta, sentado con sus amigos en una mesa y mirándome como un halcón. Tenía una botella de cerveza en sus manos también y la tomaba de forma rápida, sin despegar sus ojos de los míos. Kara a su lado le quitó la botella, pero Kem se la arrebató con el ceño fruncido. Parecía borracho, por los movimientos torpes que hacía.

Alejé mi mirada de ahí concentrándome en mis amigos y en la conversación que Debie mantenía con los chicos. Aun así, la sensación de ser observaba no desapareció. Sabía muy bien que Kem me observaba, pero no volví a buscarlo con la mirada. Ya no más.

Una hora después, todos decidimos partir a nuestras casas. El plan era que ellos me llevaran a la mía de camino. Así que me puse en pie y me coloqué la casaca de cuero antes de salir de la cafetería del brazo de Debie. Los chicos desmontaron sus instrumentos y los llevaron a la camioneta de Allan mientras Debie y yo estábamos a un lado conversando. Mañana era sábado y planeábamos salir al centro comercial para un día de chicas. Nos lo merecíamos.

Los tacones de las botas ya me estaban matando los pies. Ya me quería ir pero aún faltaba que los chicos acomodasen todo. La noche de otoño era muy fría y la condenada chaqueta de cuero no abrigaba nada. Solté un vaho de aire mientras castañeaba abrazándome a mí misma.

Escuché que la puerta de la cafetería se abría y había una conmoción. No levanté mi mirada porque tenía tanto frío que era más importante para mí infundirme calor que otra cosa.

El chico de arriba #1 | EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora