27: Imposible escapar

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Al finalizar las clases, corrí como posesa al estacionamiento

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Al finalizar las clases, corrí como posesa al estacionamiento. Menos mal, Dan me esperaba dentro del auto escuchando radio por los parlantes y con su celular en mano. Me sonrió cuando entré al asiento de copiloto. En el camino a casa conversamos con cuidado, comentando acerca de las clases y demás. Él parecía no estar enterado del asunto con Kem. No pude contarle la verdad porque no quería abrirme a él. Eso era mi problema y no lo podía ir contando a los cuatro vientos y menos a mi ex novio.

Al subir por las escaleras, Dan decidió acompañarme a mi departamento. Yo temía que en cualquier momento nos encontráramos con Amber, o Kylan, o incluso Kem. Y mi mala suerte estuvo presente de nuevo. Frente a mi puerta estaba Kem, caminando de un lado a otro. Al verme llegar, fijó sus ojos en mí y luego detrás, en Dan, él sólo dijo que quería acompañarme, pero cuando vio a Kem se quedó ahí de brazos cruzados sin moverse. Yo los ignoré a ambos mientras abría la puerta, luego me di la vuelta con intención de despedirme de Dan, pero él observaba con curiosidad a Kem y éste sólo lo veía con odio.

—Nos vemos mañana, Dan —le dije a modo de despedida. Dan asintió, se acercó a mí y colocó un beso en mi frente a modo de cariño. Siempre hacía eso cuando nos convertimos en mejores amigos.

Kem lo fulminó hasta que Dan se alejó bajando las escaleras, luego volteó hacia mí.

—¿Podemos hablar?

Arqueé una ceja.

—¿Y ahora qué quieres? —pregunté irritada. No sabía qué más quería Kem, ¿acaso torturarme? Ya suficiente tenía con su engaño.

—Sólo hablar. Ayer te fuiste molesta, pero quiero decirte la razón de mi decisión y la de ella.

Fruncí el ceño, confundida.

—Es que no me interesa. Ahora todo lo que tiene que ver contigo no me importa y ya va siendo hora que te lo grabes. —Suspiré—. Lo nuestro ya terminó, ni siquiera somos amigos. Deja de buscarme, Kem.

El rostro de Kem sea arrugó. Mis palabras no eran nada a comparación con lo que él me había hecho, así que no entendía su expresión de dolor. Sin decir nada más, entré a mi departamento y cerré la puerta en sus narices.

* * *

Pasé la tarde haciendo los deberes del colegio mientras esperaba a que mis padres llegaran, pero Amber me envió un mensaje avisándome que vendría. Cinco minutos más tarde el sonido del timbre resonó en el lugar. Dejé las cosas sobre mi escritorio y fui a abrirle la puerta a Amber. Ella me sonreía con incomodidad.

—¿Cómo estás, Ruby? —preguntó al entrar, cerró la puerta tras de ella y caminó conmigo a mi habitación. Kiwi corrió hacia nosotras y ella lo cargó unos momentos mientras esperaba mi respuesta.

—Bien —me encogí de hombros. La mirada que me lanzó era una que decía que no me creía—. En serio, nada del otro mundo, mi novio me engañó. Hay muchos imbéciles así, no es gran cosa.

El chico de arriba #1 | EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora