32: Declaraciones incómodas

147K 10.9K 1.8K
                                    

Debie me presentó a sus dos amigos compañeros de cuarto, que también pertenecían a la banda, y a los otros dos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Debie me presentó a sus dos amigos compañeros de cuarto, que también pertenecían a la banda, y a los otros dos. Los cuatro se mostraron contentos de saber que yo iba a colaborar con ellos. Lo que no sabían, era que iba a matar a Debie. En serio lo haría. Luego de la presentación con los cuatro chicos: Ben, Luke, Allan y Mark, cogí a Debie del brazo y la saqué de la habitación para una explicación que en serio necesitaba.

Ella me sonreía inocentemente.

—¿Qué rayos, Debie? —exclamé fuera de mí—. ¡No entiendo nada! ¿Por qué...?

Hizo una mueca antes de hablar.

—Ruby... sé que hice mal en no decirte nada, pero necesitabas esta distracción y ellos te necesitaba a ti. Es un ganar-ganar. No cantarás gratis con ellos, por si acaso. Ellos reciben dinero cuando cantan aquí y tú recibirás tu parte, ¿ves? ¡Todos felices! —Quiso alejarse, pero la tomé del brazo de nuevo.

—No tan rápido, Debs. ¿Por qué no me dijiste nada? Yo como tonta creyendo que solo me presentarías a tus amigos.

—Te los presenté, ¿no? —dijo sonriéndome, al ver lo furiosa que estaba se explicó mejor, con una mueca en el rostro—. Si te lo hubiera dicho no hubieras aceptado.

—¡Pues obvio! —Alcé las manos—. Si fue por lo de hoy, no creas que lo disfruté al máximo. O sea, sí, pero me da mucha vergüenza cantar al frente de muchas personas. ¡Y estoy a punto de hacer lo mismo! —Trataba de calmarme pero era difícil—. Nunca he hecho algo como aquello y ahora va a ser la segunda vez en el día que lo haga. ¡Ni quiera sé si lo hago tan bien como dicen! Nunca he ido a una escuela de canto, por Dios, ¿en qué me estoy metiendo?

Debie me tomó de los hombros haciendo que mi mirada se centrara en ella.

—Escucha Ruby, no debes de tener dudas en nada de lo que hagas. Tú, amiga mía, tienes talento para cantar. Simplemente deja los miedos a un lado, las inseguridades, y ve por ellos. ¡Lo haces muy bien! ¿Por qué dudar de ti? ¡No! Confía en ti misma y todo fluirá.

Eso era más fácil decirlo que hacerlo. Estaba aterrada, pero en el fondo de mi corazón sentía una chispa de emoción por volver a cantar. Nunca me sentí tan bien como hoy cuando canté frente a todos en la cafetería. Sí, me moría de vergüenza, pero eso no disminuyó mi amor por haberlo hecho. No sólo por cantar, sino también la adrenalina que eso conllevaba.

Tomé mi decisión de cantar antes de empujar a Debie de vuelta al camerino de los chicos.

—Bien, Debs. Lo haré.

El chillido de Debie casi me dejó sorda, pero su sonrisa y la mía no tenían fin. Por fin había algo que comenzaba a llenar al vacío que alguien me había dejado sin darme cuenta.

* * *

—No sé si sepas esto, pero el otro chico, Jake, calentaba su voz antes de cada presentación... —dijo Allan mirándome con premiación. Todos en la habitación estaban atentos a mí. Cada uno de ellos estaba estirando sus músculos y haciendo ejercicios como si fueran a salir a pelear y no a cantar; mientras, yo estaba sentada junto a Debie conversando.

El chico de arriba #1 | EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora