36: Cambios necesarios

134K 10.3K 2K
                                    

Intenté no ponerme nerviosa por la cercanía de Kem, pero me fue imposible

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Intenté no ponerme nerviosa por la cercanía de Kem, pero me fue imposible. Su alta estatura que se cernía sobre mí hacía que mi piel se erizara, sólo por él. Agarré con más fuerza de la necesaria la cartera en mi hombro mientras trataba de calmarme infundiéndome aliento en mi cabeza. No te pongas, nerviosa, Ruby. Es sólo Kem. Nadie más. Pero aquello no ayudó, así que tuve que hacerle frente como podía. Como había dicho Kylan, sin esconderme y plantándole cara a mis problemas. Y uno de ellos era Kem.

—¿Qué haces aquí? —pregunté con voz dura. Para mayor efecto me crucé de brazos, desafiándolo. Su mirada me traspasó, pero no me dejé intimidar.

—Estoy aquí por ti, Ruby. —Sacó del bolsillo de su pantalón un celular y lo levantó—. Tus padres me pidieron que te recogiera y te llevara a casa inmediatamente. Soy algo así como tu niñero. —Sonrió con ironía.

Negué con la cabeza. Eso era imposible. Mis padres jamás mandarían a Kem para aquello. Sí, estaba castigada y todo eso. Hoy al despertarme ellos ya habían salido a trabajar, por lo que no pude hablar con ellos acerca de mi castigo. Secretamente pensaba desobedecerlos yendo a trabajar luego de clases, pero lo pensé mejor y decidí hacerles caso por una vez. Sólo iría a la cafetería para renunciar. Ya nada podía hacer si mis padres habían descubierto lo de mi trabajo. Para ellos era un sacrilegio aquello, ya que decían que era importante que yo me concentrara en mis estudios con distracciones como trabajar. Un idea tonta que yo no compartía pero tenía que acatar. Por más molesto que me resultase. Estaba contando los meses para irme de casa. Ya quería ser independiente.

—Mis padres no...

—Aquí está —me cortó Kem tendiéndome su celular. Miré la pantalla por pura curiosidad y efectivamente vi un mensaje de mi mamá pidiéndole a Kem que me recogiera del colegio y me cuidara en casa hasta que ellos regresaran. Su número de teléfono estaba ahí, no podía negar que era verdad.

—No puedo creerlo —murmuré bajo. No podía creer que mis padres me habían puesto niñero y mucho menos que esa persona fuera Kem. ¿Acaso no se lo podían pedir a otra persona? ¿Tenía que ser precisamente él?

Por una vez decidí ser sensata.

—Bien. Pero quisiera que me llevaras a la cafetería. Necesito hablar con mis jefes, por favor —dije rendida. Kem me miró reacio por un momento, pero luego asintió.

Intentó coger mi cartera de mi hombro, pero me alejé.

—Yo lo llevo, no pesa.

Él pareció querer refutarme, pero lo pensó dos veces antes de asentir y guiarme hacia su auto. Con su ayuda, me metí y en completo silencio partimos a la cafetería donde ya no trabajaría más. En el camino le envié un mensaje a Debie contándole un breve resumen de cómo había ido mi día, y el anterior. Y que cuando llegase se lo contaría con mucho más detalles.

Diez minutos después, Kem se estacionó en el lugar frente a la cafetería y se bajó del auto para ayudarme. Todo un caballero.

—¿Quieres que entre contigo?

El chico de arriba #1 | EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora