Extra #1: Todo en familia

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Tres meses después

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Tres meses después

Creo que no puedo hacerlo —dije, con las manos temblorosas y al borde del colapso. Miré a Kem, quien me devolvía la mirada. Sus intensos ojos verdes me enfundaban valentía, pero justo ahora no.

—Sí, puedes, Bizcochito. Juntos lo haremos.

Su respuesta derritió mi corazón, pero no mis nervios. Me aferré a su mano para que no lo hiciese. Kem rio.

—Es la hora.

—Solo unos segundos más, Kem.

Él aceptó. Esperó a que estuviera más calmada para hacerlo. Antes de aquello, tomé varias respiraciones y cerré los ojos imaginándome un lugar hermoso y relajante para calmarme. Aunque nada ayudaba a estas alturas.

Decidí ser valiente.

Aquello no era algo del otro mundo, ¿no?

Miré a Kem y asentí. Él me sonrió con dulzura antes de levantar la mano y tocar el timbre del departamento. Se escucharon unos pasos detrás de la puerta y luego ésta se abrió. Mi corazón corría una maratón.

—¡Kem! ¡Ruby! —exclamó la mamá de Kem, abrazándo primero a su hijo y luego a mí—. ¡Por fin llegaron!

Le sonreí con incomodidad.

Amaba a la mamá de Kem, era una mujer muy buena y siempre que nos visitaba nos traía algún pastelito hecho por ella. Pero en este instante no me sentía cómoda, sino todo lo contrario.

Saludé al papá de Kem, quien estaba ya sentado en su posición en la mesa, y luego miré a la pareja a un lado de la mesa. Kylan y Amber. Los dos estaban en su posición viéndose tan incómodos como yo me sentía. El único que no parecía estar así era Kem.

Por respeto a los padres de Kem, y bajo su atenta mirada, saludé a Amber y luego a Kylan con una sonrisa para nada sincera. Eso sí, ni siquiera me acerqué para darles un beso en la mejilla como lo había hecho con los padres de Kem. Estaba lejos de ser amable con ellos.

Era la segunda vez que los veía como pareja. La primera fue cuando visité a mis padres hace mucho tiempo y tuve la desdicha de verlos besándose en el vestíbulo de este edificio.

Un absoluto horror para mis hermosos ojos.

—¡Hola, chicos! —dijo Kem con alegría. Se acercó a ambos y los abrazó al mismo tiempo. Los rostros de Amber y Kylan eran un poema. Se notaba a kilómetros de distancia que estaban muy incómodos por la efusividad de Kem. Y eso solo lo alentaba a él.

Al parecer se divertía viendo la incomodidad de su hermano y su novia.

Sus padres no estaban enterados del meollo de todo esto. Por eso hoy nos habían invitado a esta cena familiar. No sabía qué había sido de la vida de ambos y tampoco me importaba.

El chico de arriba #1 | EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora