Capítulo veinticinco

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*Harry Styles,  20 años, muere virgen*

 

¿Virgen? Repitió en su cabeza alzando una ceja, espera… ¿enserio se le estaba ocurriendo que la palabra que definiría su vida en su lápida de muerte se resumía en virgen? -¡En qué rayos piensas, Styles- se reprochó sacudiendo su cabeza de izquierda a derecha para luego observar la entrepierna de Louis como si se tratara de un reflejo automático.

Desvió la vista rápidamente y vio como su novio se abrochaba el cinturón de seguridad del juego. Que bueno que no lo había visto. Suspiró aliviado y al escuchar las bocinas del juego encenderse sintió aquél sentimiento de tranquilidad desapareció en un abrir y cerrar de ojos. Iba a morir. –Si, definitivamente voy a morir… Moriré virge… mierda.

-          Sensacional- gritó Louis dando un leve aplauso de emoción por sobre las estúpidas indicaciones que daban en el juego.

Porque… ¿A quién demonios se le ocurriría sacar los brazos y piernas?  ¿O pararse del carrito mientras El Torturador  “El Tornado” estaba funcionado? Sólo alguien que sufriera un déficit en sus facultades mentales, o alguien deseara la muerte haría tal barbaridad… En todo caso, Harry no era acreedor a ser alguna de esas personas y, por lo mientras, sentía que aquellas instrucciones se burlaban de él.

Esbozó una sonrisa tímida como respuesta a la expresión excitada de Louis y aferró sus manos al tubo que estaba enfrente de él creyendo que no iba a ser de mucho ayuda pues su manos estaban sudadas.

-          ¿Todo bien?- Luego de inspeccionar que estuvieran bien sujetados en el carrito, un hombre vestido de azul,-que por supuesto era  empleado del tornado- le sonrió a Harry notando su nerviosismo.

-No mierda, no. Voy a morir- Pensó pero sólo pudo contestar asintiéndole al hombre quién se alejaba riendo.

*El tornado les desea que se diviertan*

 

*

 

Tragó saliva cuando el juego comenzó a avanzar. Estaba hiperventilando y en las grandes bocanadas de aire que tomaba olía la muerte cada vez más de cerca. –Mierda, Harry, no seas nena, tranquilízate.

El juego comenzó a avanzar y con él, la eminente muerte del ojiverde se hacía más verdadera. Sólo esperaba que el sufrimiento terminara exactamente en cuatro minutos con dieciséis segundos que era lo que duraba el trayecto como lo había leído en uno de los carteles del juego.  El joven, asustado, volteó hacia atrás para despedirse de tierra firme. Estaba alejándose de un lugar seguro al que tal vez nunca podría regresar.

El Tornado inició su recorrido al mismo tiempo en el que el cielo se cubría de gris. Los rayos del sol habían desaparecido por completo y Harry estaba seguro que el clima había empeorado a propósito. Su corazón se sentía más aterrador que aquellas nubes negras que se veían en el horizonte, tras las montañas que separaban a Holmes Chapel del otro condado.

Podía imaginar cómo se movían los carritos del tornado en una hilera como si se tratara del movimiento de un gusano gigante de color azul. El aire corría rozando el terciopelo de su rostro causándole escalofríos… O tal vez era el miedo el que lo hacía temblar de aquella manera.

No pasó mucho tiempo para que su carrito arribara a la primer montaña del Tornado, aquella que le había dado un gran prestigio al juego mecánico. Se trataba de la más temible y la más alta y para fortuna y desgracia de Harry, era la única con esa magnitud de altura y la primera con la que se enfrentaría a sus peores miedos.

Catching Feelings {AU Larry Stylinson} |Terminada| (Editando)Where stories live. Discover now