Catching Feelings {AU Larry Stylinson} |Terminada| (Editando)

Capítulo veintinueve

Se detuvo enfrente del edificio y metió las manos en los bolsillos de su pantalón tratando de calentarlas un poco. Se entretuvo un momento observando el vapor que salía de su nariz y luego, inevitablemente sus ojos se posaron en la casa que tenía a unos pasos de él.

La casa era relativamente grande, lo cuál era entendible pues con tantos hijos dentro de casa que mantener, seguro cada uno de ellos debía de tener su propio espacio personal. Constaba de una casa, un jardín y un pequeño cuarto construido al lado de un tronco sin ramas.

El techo de la casa tenía una forma puntiaguda, era de color café, cubierto de muchas láminas duras y gruesas. Debajo de él se podían observar varias ventanas que seguro eran las de algunos cuartos. ¿Cuál ventana era la que contendría el cuarto de Louis? La casa, en su totalidad, estaba pintada de color blanco y algunos bordes azul cielo. La pintura que cubría la casa estaba algo corroída pero aquello no le quitaba la belleza al domicilio.

Había una gran reja que separaba el patio de la acera de la calle y, a través de los tubos de fierro negro de la reja, se podía observar a detalle el pequeño cuarto en la parte derecha de la casa. Harry sonrió entusiasmado sabiendo que aquél era el lugar que Stev había construido para que Louis tocara.

El tronco que estaba al lado del cuarto, se encontraba erguido de una manera tan recta en la que parecía que aquella madera sin vida era la protectora del antiguo hogar de Louis. Seguro esa era la jacaranda de la que le había hablado. Había una pequeña inscripción  en el buzón que le indicaba a Harry que esa era en definitiva la casa de Louis. Estaba escrito con letras doradas: “Tomlinson”

De un momento a otro imaginó un niño solo en aquél cuarto sin nadie que lo visitara. También imaginó a la madre de Louis visitándolo al cuarto con galletas y chocolate caliente cuando la tarde comenzaba a enfriar el cuarto. Seguro aquello era uno de los motivos por los cuáles Louis se había vuelto tan reservado. Ojalá él hubiera estado con el ojiazul desde pequeño para ayudar a que su corazón no se volviera un muro contra las personas.

Ojalá ahora, el corazón de Louis se encontrara sólo con algunos rasguños...Ojalá Louis jamás sufriera.

Estaba tan distraído con sus pensamientos que no notó que una mujer lo observaba desde la puerta de su casa. Ella frunció el ceño esperando que el joven dejara de mirar la casa con tanto detenimiento pero no lo hizo. Esperaba entonces que se acercara a hacer algún movimiento pero tampoco lo hizo. ¿Era acaso un vendedor? ¿Un asesino? ¿Un espía? ¿Un ladrón?

-          Quédate aquí- le dijo a una niña de apenas unos seis años aproximadamente quién se asomaba detrás de la puerta con el pulgar metido en su boca, vestida todavía con sus pijamas.

Caminó a través del jardín con paso firme sosteniendo un palo que se había encontrado en la casa, por si las dudas.

-          ¿Se te ofrece algo?- alzó la ceja y se paró con los brazos cruzados unos metros detrás del barandal.

Harry se sobresalto ante la voz de la mujer. La observó apenado y luego cruzó la calle lentamente para que la mujer no se espantara. Eran unos pocos metros los que lo separaban de la reja de la casa de Louis. Puso el mayor esfuerzo para esbozar la mejor sonrisa de toda su vida y parecer una persona amigable en quién podría confiar.

-          Buenas tardes- comenzó sin retirar la sonrisa de su rostro. – Soy Harry Styles- apretó los labios nervioso.  Ella siguió con la pose de hace unos momentos sin inmutarse, esperando escuchar alguna buena excusa por la que aquel joven merodeaba su casa. – Yo…am…Soy amigo de Louis.

La mujer abrió la boca impresionada y se llevó una mano a ella. ¿Louis? ¿Su Louis William Tomlinson? Parecía haber pasado una eternidad desde que escuchara que alguien pronunciara su nombre sin miedo alguno. Una eternidad en la que sus pensamientos sólo se viajaban en  cualquier dirección que fuera a dar directamente con el ojiazul. - ¡Oh, Dios! ¿Qué le ha pasado? ¿Está bien?