II

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Cuando llegaron al complejo de la rubia fue inevitable para la morena no quedar impresionada ante el inmenso salón de entrada, todavía no conocía por completo el interior de aquel lugar y ya se sentía perdida.

Observó todo con detenimiento.

-No vayas a tocar nada.- Advirtió la alta en un tono rozando el desagrado.

Normani la ignoró y siguió admirando la decoración.

-No lo soporto más, sígueme.- Ordenó alterada.

La otra caminó atrás de ella sin objetar, aunque se negó a continuar avanzando cuando se percató del sitio al cual se dirigían.

-Entra.- Musitó de forma demandante.

-No lo pienso hacer.

-Hazlo.- Repitió comenzando a perder la paciencia, ella no era una persona que se caracterizara por ser paciente.

-¿Qué me quieres hacer depravada?- Preguntó con miedo. -Sabía que algo desearías obtener a cambio de ayudarme, nadie lo hace sin motivo alguno.- Empezó a retroceder con lentitud.

-Déjame decirte que la pervertida es otra.- Sonrió burlona. -Adentro hay un cuarto de baño para que te asees. Estoy a punto de vomitar gracias a ti.- Recriminó.

La morena inevitablemente se sonrojó un poco al darse cuenta de la clase de pensamientos que tuvo.

-Dame a Emily.- Indicó.

Ella accedió no muy convencida.

La mayor se percató de la desconfianza en la otra.

-Descuida, no me la robaré. Dime, ¿a dónde podría huir cuando estoy en mi propia casa?- Cuestionó con ironía.

La morena no contestó, lo dicho por la rubia parecía tener lógica.

-En el baño está todo lo que necesitarás, si quieres acábate el jabón, no importa, sólo no salgas de ahí hasta que estés reluciente.

Sin más palabras de por medio, la indigente ingresó al baño.

La rubia se quedó en la habitación jugando con la bebé.

-Eres muy linda Emily.- La observó con ternura. -Me cuesta trabajo admitirlo aunque esto sólo te lo diré a ti.- Se acercó a ella como si le fuera a contar un secreto. -Te pareces mucho a tu mami, pero no se lo digas. ¿Prometido?- Levantó su mano al aire y fue tiernamente imitada por la infante. -Puedes decirme Dinah, bueno, supongo que eso sucederá hasta que empieces a hablar.- Se rio un poco mientras la bebé la miraba ladeando su pequeña cabecita.

[...]

Normani se sentía extraña y no era para menos.

Se encontraba en la casa de una completa desconocida la cual no le inspiraba demasiada confianza.

Aún seguía dubitativa por la clase de cosas que tal vez le pediría como pago por todo lo que la estaba ayudando.

Salió del baño en bata, eso fue lo único que halló, además de ropa interior.

No vio por ningún lado a la rubia ni a su bebé.

La preocupación se hizo presente en ella.

Se dirigió a la cocina y antes de entrar escuchó una voz que decía: "Tengo gustos diferentes...", oír aquello consiguió asustarla.

-¿Qué crees que estás haciendo?

-Vemos una película.- Contestó simple.

-¿Cómo le enseñas eso a una bebé?- Le arrebató el control remoto y apagó la enorme pantalla.

Dinah se levantó enfrentándola.

-¿Quién te crees que eres?- Espetó con voz potente. -Esta es mi casa y puedo hacer lo que quiera, tú no tienes ningún derecho a reprocharme nada.- La miró furiosa causando un poco de temor en la morena quien instintivamente agachó la cabeza.

Era verdad, había actuado con "total confianza" en casa ajena, eso no estaba bien aunque ella sólo reaccionó por impulso.

-Gracias por todo, será mejor que nos vayamos.- Aunque el trato de la polinesia no fuera amable con ella debía agradecerle, pues le abrió las puertas de su casa sin razón alguna.

-Si quieres irte lo puedes hacer, pero Emily se quedará conmigo.- Comentó desinteresada.

-¿Qué? Estás loca, dame a mi bebé.- Intentó arrebatársela, pero la otra la esquivó.

-Piénsalo, te conviene, ella obtiene una vida mejor y tú puedes rehacer tu vida.- Trató de persuadirla.

La bebé empezó a llorar de la nada, Dinah la miró sin saber qué hacer.

-Dámela, tiene hambre.- La rubia accedió no tan segura. -Quieres tenerla y ni siquiera sabes cuidar a un bebé.- Soltó irónica.

-Contrataría a alguien.- Se encogió de hombros.

Normani la miró feo por unos instantes y después dirigió su vista a la pequeña.

-Tranquila corazón.- Habló dulcemente mientras le daba delicados golpecitos en su espalda y ella abría la bata para descubrirse un pecho.

-¿Qué haces?- Preguntó deteniendo los movimientos de la morena.

-Voy a darle de comer genio.- Le contestó lo obvio.

-¿Es necesario que lo hagas tan... sin pudor?

Normani le dedicó una mirada confusa.

-Sólo es un pecho, ¿acaso tú no tienes o no has visto alguno?

-Una infinidad...

-No quiero saber.- La cortó. -Puedes retirarte si quieres esto tomara un tiempo, ella come mucho.- Mencionó despreocupada mientras acercaba su seno a la bebé.

La rubia inevitablemente desvió un poco su mirada hacia el desnudo pecho de la otra.

Tragó grueso y se retiró a su habitación.

Se maldijo por sentirse ansiosa debido a una simple imagen... aunque eran enormes, tal vez el que contuvieran leche los hacía más grandes de lo que ya eran.

Coming back to youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora