La pequeña Emily comenzaba a balbucear con más frecuencia, ambas se encontraban atentas para grabar el hermoso momento en el cual la bebé dijera su primera palabra.
La infante había aprendido a caminar con la ayuda de las dos y ahora se les escapaba para hacer travesuras, era sumamente tierna y adorable; tanto Normani como Dinah eran incapaces de reprenderla con dureza, además, sus travesuras fuera de molestarlas les divertían y causaban ternura.
Siempre salían las tres, ya fuera al cine o al parque.
Contrario a como eran las cosas antes del accidente de la polinesia, ésta ahora no se pasaba todo el día en la oficina, asistía con menos frecuencia, trabajaba desde su casa y cuando iba lo hacía sólo por breves horas y generalmente era acompañada por su hermosa morena y la pequeña Emily.
Dinah se sentía inmensamente feliz, ya no le preocupaba el no recordar su vida pasada, su presente era maravilloso y su futuro estaba tomando las mismas riendas.
Amaba a su morena y también a la bebé que consideraba como su propia hija, creía que ya no podía pedirle más a la vida pues se sentía completa.
[…]
Se encontraba sudando y con una expresión desagradable en el rostro, movía su cabeza de lado a lado de forma brusca.
Se despertó de golpe, ocasionando que la otra hiciera lo mismo.
Tentó sus mejillas y por ellas escurrían gotas saladas, éstas habían sido derramadas durante el sueño... no, eso precisamente no fue sólo un sueño.
-¿Estás bien?- Preguntó una adormilada morena.
Dinah giró su cara y la miró, un dolor le atravesó el pecho al recordar su reciente pesadilla.
-¿No es verdad, cierto? Dime por favor que sólo fue una maldita pesadilla...- Suplicó lanzándose a los brazos de Normani y soltando más lágrimas.
Ella la abrazó y le brindó suaves caricias a su espalda con la intención de tranquilizarla.
-Sólo fue un sueño, tranquila.- Susurró.
-Es que... parecía tan real...- Sollozó.
-Cuéntame, ¿qué soñaste?
-Estábamos en la escuela, todo parecía normal... pero de un momento a otro todos empezaron a insultarme y lanzarme cosas... luego estabas tú... te pedía ayuda, pero sólo me mirabas con desprecio y te marchaste, así sin más, dejándome sola con las personas que me hacían daño.- Murmuró afectada.
Normani no contestó nada, se había quedado petrificada.
[…]
-¡Chicas volví!- Apareció por la puerta la rubia menor arrastrando sus maletas.
Las otras dos no le hicieron mucho caso, parecían estar buscando algo con desesperación.
Levantaban muebles y objetos, y los volvían a dejar en su lugar.
-¿Sucede algo?- Preguntó perdida.
-Emily no aparece, no sabemos dónde se metió, hace un rato estaba aquí.- Comentó desesperada la polinesia.
-No puedo creerlo, ¿la perdieron? No deben dejar solo a un niño en ningún momento.- Regañó frustrada. -¡Oh! Aquí está.- Anunció cuando la vio chocar contra su pierna mientras corría.
La levantó en brazos y besó sus mejillas, tenía meses que no la veía y ya la extrañaba, se había encariñado mucho con ella.
-¿De dónde sacó esto? Es peligroso que le den una llave para jugar.- Reprendió.
Ambas se acercaron a su bebé.
-Nosotras no se la dimos.- Habló en defensa la morena. -Ni siquiera habíamos visto esta llave antes.- Agregó.
-¿Dónde la encontraste pequeña?- La infante sólo la miró sin responder.
-Esperen, es negra, ¿acaso será la llave de aquella puerta?- Dedujo Ally.
-Puede ser...- Apoyó la morena no muy convencida.
-Vayamos a comprobarlo.- Determinó la polinesia.
CZYTASZ
Coming back to you
LosoweDinah y Normani se "conocen" por una situación algo extraña, al principio hay una evidente hostilidad entre ellas pero... ¿eso podría cambiar? #112 en Historia Corta (Enero 2018)