XXIII

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-Ally no creo que esto sea una buena idea.- Dijo dudosa.

-Por supuesto que sí, ya verás.- Aseguró la pequeña.

-¿Y si algo sale mal?- Preguntó temerosa.

-Nada saldrá mal, tú tranquila, si sigues el plan todo irá a la perfección.- Determinó convencida de sus palabras.

La otra simplemente suspiró, Ally podría llegar a ser muy obstinada y cuando tenía esa faceta era casi imposible hacerle cambiar de opinión.

[…]

-Esta sorpresa te encantará.- Anunció sonriente.

-¿Sorpresa? Ally, sabes que no me gustan...

-Shh...- La calló. -No seas aburrida.- Reprochó mirándola mal. -Además, te fascinará, ya luego me darás las gracias. Por cierto, feliz cumpleaños.- Sonrió con picardía.

-Sólo es mi casa... ¿por qué está todo oscuro?- Cuestionó confundida.

No recibió respuesta alguna por parte de su amiga, en cambio, escuchó el sonido de la puerta cerrarse.

-¿Allyson?- Llamó en la penumbra. -La maldita se largó.- Gruñó frustrada.

Avanzó unos pasos hasta el salón principal.

De repente, una luz se encendió iluminando solamente una pequeña mesa redonda en el centro del salón, la cual se encontraba adornada y con la cena servida.

Dinah observó extrañada lo poco que la luz le permitía ver.

"¿Qué significaba todo aquello?" Era la pregunta que rondaba por su mente.

Se escucharon leves pasos y en segundos apareció frente a ella la texana.

Vaya que eso sí fue una sorpresa.

-¿Qué haces aquí?- Interrogó en un tono grosero, ocultando completamente la alegría que sintió en su interior al ver a la morena.

-Yo... yo sólo...- Titubeó, la intensa mirada que le dedicaba la rubia la ponía nerviosa.

-Retírate.

-Cenemos juntas.- Propuso. -Sólo eso te pido, organizamos esta cena por tu cumpleaños, Ally estaba muy emocionada, por favor.- La miró directo a los ojos con la esperanza de obtener una respuesta positiva.

-Cenaremos juntas con una condición.- Normani asintió. -Después de la cena quiero que te vayas y no me vuelvas a buscar jamás.- Dictaminó.

La morena lo pensó un momento.

-Está bien.- Aceptó no del todo convencida.

La polinesia no agregó más y se dispuso a sentarse en la silla que tenía enfrente, la texana copió su acción.

Comenzaron a cenar en silencio, el ambiente se sentía algo tenso.

Normani no sabía qué decir, ya había dicho todo la última vez que las dos se vieron.

Ahora dependía de Dinah, si tan sólo ella le diera una mínima pista para obtener su perdón las cosas serían más fáciles.

Entonces recordó lo que Ally le dijo hace algunas horas:

"Dinah ya te ha perdonado, ella te ama de verdad, no obstante, lo que le impide buscarte y decírtelo es su orgullo. Sin embargo, hay una manera de doblegarlo, ella no se resistiría..."

Sacudió su cabeza.

Lo insinuado por la pequeña rubia parecía una locura, aunque en cierto modo podría funcionar.

Negó, era imposible, por más que quisiera intentar de todas las formas posibles recuperar a su polinesia, aquello le daba pena, demasiada.

No entendía como la santa de su amiga podía tener tales pensamientos.

Se levantó bruscamente, atrayendo la atención de la alta.

-Necesito usar el sanitario.- Se excusó nerviosa.

Lo que realmente quería hacer era echarse agua en el rostro con la esperanza de que tal acto lograra calmarla.

Definitivamente no "seguiría el plan", no podía hacerlo.

Sin embargo, no contó con que su vestido se atoraría en la silla, ocasionando que al dar el primer paso éste se desprendiera de su cuerpo, dejándola cubierta sólo por una lencería extremadamente sexy.

La vergüenza se apoderó de su ser, quedó completamente inmóvil mirando hacia la nada, podía sentir la mirada intensa de la rubia escudriñándola y eso la hacía sentir indefensa.

Dinah se puso de pie y comenzó a acercarse.

-¿Qué significa esto?- Murmuró en un tono que la morena no supo descifrar.

"Baila" Una vocecita idéntica a la de Ally se escuchó en su cabeza.

-¡No lo haré!- Exclamó con pena.

-¿Qué no harás?- Susurró la polinesia en su oído con un tono seductor.

Se había quedado tan sumida en sus pensamientos, que no se dio cuenta de en que momento la rubia se había acercado tanto.

La miró a los ojos y notó un brillo especial en ellos, era deseoso, lujurioso y... cálido.

Era incapaz de despegar su mirada de aquellos hermosos ojos.

Dinah la abrazó y unió sus labios en un lento beso el cual Normani correspondió gustosa.

Coming back to youWhere stories live. Discover now