XV

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Como hoy me rompieron el corazón yo se los romperé a ustedes 😂😂😭
Jaja disfruten mientras puedan 😌

...

Comenzaba a despertarse, se giró con pereza y tanteó el lugar a su lado, se encontraba vacío.

Abrió un ojo seguido del otro, levantó su cabeza y miró alrededor, estaba sola.

Se extrañó al no ver por ningún lado a la rubia, se había acostumbrado a despertar con ella abrazadas y que la polinesia se quedara observándola a detalle cuando ella fingía aún estar dormida; la mirada enamorada que le dedicaba la mayor le hacía sentir un cosquilleo en su estómago, además, le gustaba sentirse querida y deseada.

La puerta de la habitación se abrió revelando la figura que esperaba ver.

Dinah ingresó al cuarto con una enorme sonrisa y las manos en su espalda.

-¡Feliz Cumpleaños Mani!- Exclamó en cuanto estuvo lo suficientemente cerca de la otra, llevó sus manos hacia enfrente y le entregó a la morena un pequeño pastel y una caja envuelta. -Ábrelo, espero te guste.- Indicó sonriente.

Normani no cabía en su asombro, se le había olvidado por completo que hoy cumplía años, aparte, la sorpresa de la alta le había encantado.

En la caja encontró un hermoso vestido a su medida, también tacones que combinaban perfectamente con él y, por si fuera poco, venía un collar de plata con pequeñas zapatillas colgando y detrás de ellas sus iniciales estaban inscritas.

Sus ojos brillaron de la emoción.

Ese, sin duda alguna, era el mejor regalo que había recibido en toda su vida.

-Muchas gracias Dinah.- Saltó a abrazarla y la polinesia un poco nerviosa correspondió su abrazo emotivo.

La morena depositó un agradecido beso en la mejilla de la polinesia y ésta al instante se sintió inmensamente feliz y más enamorada aún.

-Me alegra que te haya gustado.- Soltó algo cohibida.

-Me encantó, muchas gracias de verdad, no tenías que hacerlo.- Sonrió feliz y apenada, seguramente la rubia había gastado mucho dinero en su regalo.

-Te mereces eso y más, ahora arréglate porque saldremos, tómate tu tiempo, yo me haré cargo de Emily.- Dijo cargando a la bebé para llevársela y darle privacidad a la morena.

-Gracias Di.- La mayor sólo asintió con una sonrisa y salió del cuarto, Normani la observó hasta que se perdió de su vista.

No se percató de la sonrisa tonta que había aparecido en su rostro.

Se dispuso a tomar una ducha para posteriormente arreglarse, algo le decía que esta sería una ocasión especial.

[...]

Desayunaron en una cafetería de apariencia sencilla, pero algo costosa, sin embargo, el café era delicioso.

Fueron al cine donde vieron una película romántica de estreno y por "equivocación" en la oscuridad entrelazaron sus dedos de manera involuntaria.

Posteriormente visitaron el hermoso lago, el cual se había convertido en un lugar especial para ambas. El ambiente ahí era demasiado tranquilo, transmitía bastante paz y calma; lástima que dicho lugar no fuera el favorito de la rubia antes de tener el accidente, ella tenía sus razones.

Se encontraban en la terraza de un lujoso restaurante, desde ahí se podía ver toda la ciudad.

Normani estaba contenta, consideraba que este día había sido maravilloso.

Nunca nadie se había tomado la molestia de preparar un itinerario para celebrar su cumpleaños, ni siquiera su madre.

La morena podía afirmar que Dinah era una buena persona, excelente sería el mejor adjetivo para describirla. Ella misma se lo demostró con sus acciones y actitudes.

Volteó hacia la hermosa vista que le proporcionaba la ciudad nocturna, se tomó un tiempo para apreciarla; la rubia no podría haber elegido un lugar mejor para cenar, el paisaje era hermoso sin duda alguna.

Cuando giró su vista al frente atrapó a la polinesia observándola con adoración, Dinah desvió la mirada avergonzada en cuanto fue descubierta, Normani sonrió enternecida, el sonrojo de la rubia le pareció sumamente tierno y adorable.

Se aclaró la garganta nerviosa.

-¿Está bien lo que ordené?- Pidió su aprobación.

-Sí, es delicioso.- Contestó con una hermosa sonrisa.

-Aún no te he dado tu regalo.- Anunció.

Normani la miró sorprendida.

-Me has dado demasiado, de seguro te gastaste una fortuna en el transcurso del día, no podría aceptar algo más.- Negó sutilmente con la cabeza.

-Por favor, acéptalo, yo quiero dártelo y sé que te hará feliz... al menos eso espero.- Insistió, se levantó de su asiento y se acercó a la morena, le extendió un sobre, la otra lo tomó curiosa y lo abrió descubriendo su contenido.

-No puede ser...- Llevó una mano a su boca por la sorpresa e impresión.

Dinah sólo sonreía alegre, parece que había logrado su objetivo.

-Podemos ir a conocer el lugar ahora si gustas.- Sugirió sonriente.

-¿Es verdad? ¿No estoy soñando?- Musitó anonadada.

-No estás soñando, esa academia realmente te pertenece, yo misma elegí la decoración, pero puedes cambiarla si no te gusta.- Se rascó la nuca desviando la mirada apenada.

-Estoy segura que me encantará si fuiste tú quien se encargó de todo.- Comentó sonriendo.

Se levantó y abrazó con fuerza a la mayor, tenía ganas de llorar por la emoción y los sentimientos encontrados.

Se alejaron un poco y unas pequeñas lágrimas escaparon de sus ojos, antes de que ella intentara esconderlas, la polinesia se encargó limpiarlas delicadamente con sus dedos.

Ambas se miraron a los ojos y empezaron a acercarse poco a poco.

Tomando la iniciativa, la morena unió sus labios en un suave beso.

Coming back to youWhere stories live. Discover now