2.- Encantado de conocerte

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Londres, era tal cual como Dean lo imaginaba. Frío, místico, histórico y ancestral. Tantas emociones se agolpaban en su pecho que tuvo que respirar profundo más de una vez para poder aclarar sus pensamientos.

Gabriel le había dado indicaciones claras de cómo debía proceder al llegar a destino, por lo que no se sorprendió al ver un Mercedes negro esperándolo a las afueras del aeropuerto. El chofer, impecablemente vestido le dirigió una mirada apreciativa, la cual Dean no pudo catalogar si era de desprecio o desinterés.

-¿Es usted el señor Dean Winchester?- preguntó el chofer, a lo que Dean asintió con un movimiento de cabeza.

-Mi nombre es Fergus y debo llevarlo a la casa del señor Novak. ¿Me permite sus maletas señor?-

Dean no sabía si estar impresionado o intimidado por tanta formalidad.

Al subir al auto, su mente comenzó a divagar acerca de su anfitrión. Había investigado acerca de Castiel Novak, era un hombre que vivía solo en una gran casa en las afueras de Yorkshire. Padre de un joven de 20 años llamado Jack que estudiaba en Cambridge, divorciado hace 15 años. Filántropo e historiador, amante de la naturaleza. Fiel defensor de los derechos humanos, sobre todo de la igualdad. A Dean le parecía un buen sujeto, a pesar de que tenía clara conciencia que un perfil hallado a través de internet no era más que la punta de un iceberg cuando se trataba de conocer a las personas cara a cara.

La gran casa era hermosa, se encontraba en una colina, aislada del resto de las construcciones. Se llegaba por un camino privado y estaba rodeada de un bosque frondoso, del cual destacaba un gran roble que parecía centenario.

Fergus ayudo a Dean con el equipaje y lo condujo por unas puertas de hoja doble que daban a una hermosa sala.

-Espere aquí señor- le dijo Fergus. 

Dean se quedó de pie en medio de la sala observando todo a su alrededor. La sala era ovalada, con grandes ventanales en altura, por los cuales la luz de día entraba a raudales. El mobiliario era elegante, pero no ostentoso. Había un piano de cola a un costado y bellas pinturas de paisajes en las paredes. Dean se acercó para verlas con más detalle y quedó prendado en una de ellas, era una casa rústica, al lado de un rio, con el cielo claro sobre ella y humo saliendo por la chimenea. Se imaginó a sí mismo a la orilla del rio, con los pies en el agua, recostado sobre la hierba, viendo las nubes pasar. Estaba tan inmerso en sus pensamientos, que no escuchó que alguien se acercaba a sus espalda.

-Cada vez que miro ese cuadro, puedo sentir la brisa arremolinarse a mí alrededor-

La ronca voz sobresaltó a Dean quien giró bruscamente sobre sus talones, perdiendo un poco el equilibrio, pero unas fuertes manos lo sujetaron por los hombros impidiendo su caída. Al levantar la vista, unos ojos azules lo observaban atentamente, escrutándolo.

-El señor Dean Winchester, debo suponer- Dijo el hombre, aún sujetando a Dean, y sin apartar su mirada.

Dean se dio cuenta que debía responder, pero la mirada del sujeto lo había noqueado, se sentía extraña, como si él pudiera ver dentro de su alma. Se enderezó y le tendió la mano a su anfitrión. –Y usted debe ser Castiel Novak. Encantado-

Castiel soltó a Dean de los hombros y estrechó la mano que este le ofrecía. Una mano blanca y de líneas bien definidas, dedos fuertes que le dieron un apretón lleno de confianza. 

–bienvenido a la mansión Dhunjibhoy-

Dean se quedó pensando en el nombre con la sensación de haberlo oído antes, cuando se dió cuenta que no había soltado la mano de Castiel, deshizo el agarre rápida pero cortésmente. 

– Hermosa casa señor Novak- Dijo Dean para romper el hielo – ¿A que se debe el nombre?-

-Esta mansión estuvo abandonada por 27 años, a merced del polvo y el olvido, pero conservando entre sus muros la historia de años de gloria y opulencia. Por cierto, llámame Castiel. Debes estar cansado de tan largo viaje, déjame indicarte tu habitación-

Mientras caminaban al cuarto, que se encontraba en la segunda planta, Castiel le contó a Dean que la mansión había pertenecido a un matrimonio muy acaudalado proveniente de India, de ahí el nombre; y que él la había comprado hace dos años tanto por su historia, como con la intención de transformarla en un hotel, pero que debido a la escritura, aquel plan se había aplazado.

Dean lo escuchaba tan atento que no se percató cuando se detuvieron frente a una puerta abierta que mostraba una amplia habitación del otro lado.

-Esta será tu habitación Dean, espero te sientas cómodo. Descansa del largo viaje y mañana te pondré al tanto de tu itinerario. ¡Buenas noches Dean!-

Dean no pudo más que responder -¡Buenas noches Castiel!-  Dejando atoradas en su garganta tantas preguntas, además de un sentimiento de desasosiego que no lo había dejado desde que se sumergió en esos ojos azules como el cielo. 

-Mañana todo comienza -se dijo Dean. Pero él no sabía la dimensión que llegarían a alcanzar esas palabras.

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Segundo capítulo...esta historia va tomando forma. No sé dónde llegará, pero lo que si sé, es que me hace muy feliz escribirla. Espero esa felicidad alcance a tocar sus almas.

Espero actualizar los jueves o viernes, pero si la inspiración llega antes, subiré antes.

Besos de angel para todos!!!!

Gracias por leer!!!

A través de las nubesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora