5.-Emociones sin catalogar

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Aquel "trabajaremos juntos Cas" resonaba en los oídos de Dean, mientras tomaba una ducha, y a pesar del agua caliente sintió un escalofrío que terminaba en sus hombros. Cerró los ojos y dejó el agua correr por su cuerpo. No podía dejar de pensar en el cúmulo de emociones que el relato de Cas había dejado en su interior. Trató de analizarlas, pero las posibilidades eran impensadas, más aun teniendo en cuenta que Cas le había invitado a cenar fuera, pero no en plan trabajo, sino que como amigos. Dean ni siquiera había pensado su respuesta, había aceptado encantado. Si pasar tiempo con Cas trabajando, era así de alucinante, no podía esperar a conocerlo en un ambiente más distendido.

Dean quería saber que había bajo toda esa calma, se notaba que Cas se controlaba en su actuar, pero hoy había logrado ver tras la máscara, un poco de vulnerabilidad aquí, otro poco de nerviosismo allá. Eso era lo que a Dean le intrigaba, el verdadero Cas, el hombre. No el empresario ni el escritor. Cas el amigo, padre, ¿Amante? Se sorprendió al pensar en esa palabra. ¿De verdad quería ir por ese camino?

Al salir de la ducha, escuchó que golpeaban a su puerta, envolvió una toalla alrededor de sus caderas y abrió. Ahí estaba Cas, pulcramente vestido, pero con un look más casual, unos pantalones de tela negros que le sentaban a la perfección, debían ser de diseñador ya que Dean no lograba que los suyos tuvieran esa caída tan elegante. Una camisa azul, chaleco y chaqueta a juego. El cabello desordenado le hacía ver joven y atrevido. Cuando llegó a sus ojos, Cas lo miraba con... ¿ansiedad?, ¿exaltación?, ¿deseo?

OoO

Había sido un gran día para Cas, estaba muy complacido con los avances que había hecho Dean con respecto a su trabajo. Sentía que podía confiar en él y eso lo ponía muy contento. Por fin podría llevar su historia al nuevo mundo, y así ayudar a otras personas a encontrar su verdad. Era tanta su emoción que sin pensarlo invitó a Dean a cenar, en plan de amigos, sin hablar de trabajo le dijo. Su intención era conocerle ya que hasta ese momento se sentía en desventaja; Dean sabía cosas suyas que jamás había contado, por lo que sentía mucha curiosidad por conocer a este alegre hombre de ojos verdes, como esmeraldas. Sacudió la cabeza para espantar esos pensamientos y el rumbo por el que le estaban llevando.

Estaba animado por esta salida, quizá más de lo que debería. Mucho tiempo había pasado desde que se había permitido salir a divertirse, sin preocupaciones. "Ser un escritor te convierte en ermitaño", solía decirle su hijo Jack; cuanto lo extrañaba, él había sido su fiel compañía hasta que se marchó a la universidad a cumplir sus sueños. Dean lo hacía sentir de la misma manera, seguro, feliz y con energía.

Se vistió con su traje favorito y los zapatos más cómodos. Se miró al espejo y vio que sus ojos estaban vivos, más vivos de lo que hacía mucho tiempo no estaban. Trató de hacer algo con su pelo pero este siempre tomaba sus propias decisiones. Así que lo peino con los dedos usando algo de producto capilar. Se veía bien y lo mejor de todo, se sentía bien.

Se dirigió a la habitación de Dean para ver si ya estaba listo. Golpeó la puerta dos veces y nadie salió. Comenzó a impacientarse, quizá Dean no quisiera salir, después de todo. Tocó un vez más y abrieron. Ahí estaba Dean, gotas de agua resbalaban por su cabello, su pecho, sus brazos, y se dió cuenta que solo traía puesta una toalla. Recién había salido de la ducha. 

Al encontrase con sus ojos, un revoloteo misterioso se alojó en su pecho. Algo le pasaba, y no reconocía esta nueva emoción. No podía dejar de mirarlo. Era hipnotizante. Nunca antes había pensado que un hombre pudiera verse sexy en toalla, pero ahí estaba, extasiado mirando cada músculo del cuerpo de Dean. Él debió notar la exaltación en su mirada ya que ladeó la cabeza un poco a la derecha y se apoyó de brazos cruzados en el marco de la puerta. Cas, se compuso como pudo y con toda la naturalidad de la que fue capaz dijo. 

A través de las nubesWhere stories live. Discover now