18.- Lo que fue, es y volverá a ser.

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Existe un punto entre estar dormido y estar en vigilia, un punto en que la realidad se mezcla con los sueños, un punto en el que no sabes si estas despierto o es solo tu mente quien juega con tus emociones. Es en ese punto donde Dean pronunció aquellas importantes palabras, sin saber si Cas las escuchó, ni siquiera estando seguro de haberlas dicho, luego de eso se sumergió en aquel mundo mágico y a veces escalofriante de los sueños. Su mente fue benevolente con él, y soñó con lugares hermosos, aromas que lo envolvían todo, luz de sol y el sonido del agua.

Dean despertó con la sensación de saber algo importante y no poder recordarlo, ese sentimiento de que algo está a punto de salir y mostrarse en tu mente, en forma de recuerdo, pero mientras mas lo piensas, más lo pierdes. Al cabo de unos minutos desistió en sus intentos por recobrar las memorias perdidas acerca de sus sueños. Lo que no lo abandonó fue esa sensación de paz y armonía, la cual sabía que se debía a que por fin estaba comprendiendo la naturaleza de sus sentimientos por Cas.

Se dirigió a la cocina, aún sin saber si le preguntaría a Cas acerca de la noche anterior. No sabía si Cas se sentía de la misma forma y eso le causaba incertidumbre y miedo, por lo que, al final decidió esperar a que quizá aquel hecho se abriera camino entre los dos, de alguna forma.

Al llegar, vio que era el primero en levantarse. La señora Riggs se movía por la cocina preparando el desayuno, y una vez que vio a Dean le sirvió una humeante taza de café, recién hecha.

-Voy a extrañarla señora Riggs- dijo Dean mientras le daba un sorbo al café, estaba delicioso- Me ha vuelto un consentido.

La señora Riggs rió de buena gana ante el comentario de Dean, y le acerco un plato con huevos y tocino, que Dean recibió con ojos maravillados.

-Lo que creo es que extrañara mi café y mi comida, Dean- Dijo riendo un poco más- pero lo que sí sé, es que esta casa no será la misma sin usted.

Dean la miró con ojos suplicantes, y la señora Riggs le dio una pequeña palmada en el hombro, para luego seguir con sus tareas en la cocina.

¿Por que todo el mundo se encargaba de refregarle en la cara su partida, cuando él no quería ni pensar en ella?

Dean suspiró abatido y continuó comiendo su desayuno, mientras su mente vagaba lejos de ahí, cruzando mares de distancia hacia su hogar. Su departamento, el cual amaba. Decidió, una vez más, que no tenía sentido torturarse por algo que era inminente e inaplazable. Estaba terminando de desayunar, y ni Cas ni Jack habían bajado.

-Señora Riggs, ¿Sabe algo de Cas y Jack? Ya es tarde y aun no bajan a desayunar- Pregunto mirando atento a la gran mujer.

- Ambos salieron temprano de casa con rumbo a la editorial- la señora Riggs se giró enfrentando a Dean- Por cierto, el señor Novak dejó este sobre para usted- Diciendo esto le entregó un pequeño sobre cerrado.

Dean le agradeció por la comida y se retiró a su habitación.

Cerro la puerta tras de sí, y sentándose en la cama miró el sobre. Le gustaba que Cas tuviera estas costumbres, mientras todas las personas solo se escribían por medios multimediales, Cas mantenía estos detalles, que a Dean le hacían suspirar como una quinceañera enamorada.

El sobre contenía, como era de esperarse, una nota escrita de puño y letra, la letra de Cas, tan bella y estilizada que denotaba una dedicación a la caligrafía. Dean la desdobló con cuidado y leyó.

Dean-o

Como ya te habrás enterado, Jack y yo salimos temprano hacia la editorial. Jack quería saludar a su tía, y ver a todos por allá. Además, creo que necesito un tiempo a solas con mi hijo. en unos cuantos días se irá a la universidad, y no volveré a verle en varios meses. Es un buen chico, quiero que lo comprendas. No tiene nada en tu contra, como ya lo hemos hablado, es solo sobreprotector con su padre.

A través de las nubesWhere stories live. Discover now