8.- El increíble relato de Doreen

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Castiel despertó con una sensación indescriptible en el corazón. Sentía una mezcla de sentimientos tan extraña, se sentía alegre, ansioso, complacido y saciado. Estas emociones le hicieron despertar con una sonrisa en el rostro, y una gran actitud.

Al abrir los ojos noto que estaba solo en la cama, cogió un pantalón de pijama y descalzo bajo a la cocina, guiado por un delicioso aroma.

La cocina olía a miel, canela y bacón, y en el medio de la habitación estaba un Dean en pijamas sirviendo dos platos de huevos con tocino. Castiel se apoyó en el marco de la puerta observando como Dean se movía por su cocina, sintiéndose muy a gusto.

Dean que se había percatado de la presencia de Cas habló sin levantar la vista de lo que estaba haciendo.

- ¿Te vas a quedar ahí todo el día, observándome? Y levantando los ojos, le dio un guiño coqueto a Cas.

- Créeme que podría, es placentero ver cómo te manejas en la cocina, además estas sin camiseta...mmm....excelente combinación- respondió Cas riendo y entrando a la cocina.

Dean río ante el comentario.

- Ayer dijiste que hoy tus empleados tenían libre, por lo que me tome la libertad de bajar a hacer el desayuno. Waffles con miel, huevos con tocino, jugo de naranja y café.

- ¡Wow Dean! Esto se ve delicioso- dijo Cas sentándose a la mesa; Dean pasó por detrás y acaricio la nuca de Cas quien se estremeció bajo el toque.

- Supuse que tendrías hambre, dijo Dean sentándose a la mesa y dirigiéndole a Cas una mirada caliente, mientras mordía su labio inferior.

Cas, sin apartar sus ojos de los de Dean, se acercó y lo besó, un beso corto pero apasionado. Al separarse, Cas se lamió los labios y dijo: - creo que alguien ha estado probando el desayuno, sabes a canela y miel Dean.

Dean sonrió mientras comenzaba a comer.

- Que haremos hoy Cas, investigación, trabajo de campo o nos quedaremos en casa a dar rienda suelta a nuestras pasiones.

Cas miró a Dean asombrado, para luego dedicarle una gran sonrisa al ver que él lo miraba expectante con una sonrisa torcida.

- Quería decirte que, por hoy, me consideres tu chofer y cocinero, personal- dijo Dean bajando la cabeza en un amago de reverencia. No tienes ni a Fergus, ni a la señora Riggs por lo que me ofrezco voluntariamente a acompañarte en tus labores y a alimentarte, siempre que sientas hambre. La mirada coqueta y cómplice de Dean hizo que Cas sintiera otro tipo de hambre, que no estaba relacionada precisamente a los waffles que se estaban sirviendo.

Cas agito su cabeza riendo, no podía creer el giro que habían tenido los acontecimientos, y como había llegado a sentirse tan a gusto con Dean, no solo en la casa, también en su vida.

-¿Te parece acompañarme a un par de entrevistas y visitas de campo hoy? Dijo Cas mirando a Dean, quien respondió con una gran sonrisa y un asentimiento de cabeza, mientras masticaba un gran trozo de Waffle.

-¡Me parece una excelente idea Cas!

La idea de formar parte de la investigación de Cas emocionó a Dean, e hizo surgir una pregunta muy importante que aún no había formulado. La razón que lo había llevado a Inglaterra, en un inicio, conseguir firmar con Cas para su editorial.

- Cas, Espero no ser de mal gusto, pero quisiera saber si estarás dispuesto a trabajar con nosotros, es decir, conmigo en la editorial. ¿Me entregaras tus libros Cas? Dean miro a Cas esperando una respuesta, los ojos bien abiertos. -Te juro que si fuera por mí no molestaría con el tema, pero ya tengo 12 mensajes de Gabriel preguntándome por la cuenta, y la verdad es que ya no se me ocurre que responderle.

A través de las nubesWhere stories live. Discover now