CAPITULO 55- "UN ALMA EN PENA" (FINAL)

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Aroma a pinos, a claveles y rosas. Aroma a casa; lo que quedo de ella en su tiempo.

Entro en la cabaña con tapisado rosa. Irónico, ¿no? Una casa teñida de rojo escarlata y aroma a metal, con una capa protectora de rosa. Muy irónico.

—Vamos —su mano está en mi espalda baja, con firmeza, como si temiera a que de alguna manera huyera.

—No huiré, Kurt—murmuro. Y así es... Al menos no ahora.

—Lo siento —susurra, retirando con lentitud su mano, mientras yo me aventuró a revisar descaradamente cada cajón de la pequeña mesa que se situa a mi lado, estando yo al lado del televisor.

Papeles y el mismo nombre que Brown dejó caer de su apretujado maletín, salta de forma escandalosa a mis ojos.

Negocios. Negocios... era aquello lo que lo tenía en la cima. Sin importar que clase de negocios fueran.

—Tal vez sea mejor que huyas a que husmees— el cajón se cierra de forma rápida y estrepitosa, la mano del responsable de aquella acción sigue ahí, ejerciendo una fuerza que no necesitará; no abriré eso de nuevo. No ahora.

Camino lejos, del cajón, de mi verdad. El me dirá más tarde. El aclarará esto. Sólo necesito tiempo.

Paso mi mano con parsimonia por las gavetas de la cocina, las abro y cierro, extrañando de repente el aroma de aquella costosa champagne que mamá tomaba sin falta al almuerzo.

Todos teníamos nuestros trucos para sobrevivir en casa. Ese era el suyo.

—Ten—su voz me exalta y estoy segura que cuando volteo sólo puedo regalarle una perfecta vista de mis ojos desorbitados y desubicados.—Tu equipaje.

Esto esta consumiendo.

<<¿Estas bien? —su voz ya no me calma.

—¿Que hacemos aquí, Kurt? —mis ojos caen en los suyos, mirándolos con fijeza. —La verdad. Dime la más lastimera de las verdades.

—Brown nos ha localizado.

—Seguimos huyendo. Lo seguiremos haciendo —susurro.

—Scar...

—Esta bien. No tiene importancia —el no entiende y no espero que lo haga —Estoy algo cansada, ¿puedo...?

—Claro—se apresura a decir, dejando mi equipaje de lado. Toma mi mano y me guía al fondo de la cabaña, siguiendo un estrecho pasillo que amenaza con cortar mi respiración de a poco, hasta que llegamos; una habitación con la puerta tinturada de un llamativo azul, casi chilla en medio del rosa.

Abre la puerta y se queda afuera, mientras yo deleito mi ojo con el tapizado de comics. Cada edición recortada y pegada con esmero en las paredes, enfatizando con rojo las favoritas.

—¿Tuya?

—Mia. — Responde

—Comics, Kurt... son... —y de repente ya no lo soporto; he perdido demasiado, he pagado un precio muy alto. Hay un peso quebrandome la espalda.

<<Ben amaba los comics. Cajones llenos de uno y otro, tras otro y otro.

Era el mejor amigo que alguien pudiera tener el privilegio de obtener. Pero no era lo suficientemente valiente; era su única debilidad. No tuvo el valor de quedarse a verme someterme de forma agresiva a mi padre en su plan de negocios. No soporto el hecho de que yo fuera una prostituta. No pudo con aquello.

—No creo que le pudieras pedir tanto a alguien que te ama.

—¿Tu te hubieras quedado?

—¿Perdón?—No repito mi pregunta, sólo lo miro de una forma fija a los ojos, con decisión.

Mafia In Love (#1 de Bilogía) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora