Capítulo 3: Cuídame.

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"Escuela primaria de Doncaster".


Los nervios comenzaron a recorrer cada parte del pequeño cuerpo de Harry al leer eso. Apretó aún más contra su cuerpo la pequeña mochila color lila que le había obsequiado su tía, y mordió su labio inferior tratando de detener su temblequeo. Raquel notó el obvio nerviosismo de su sobrino y se agachó a su altura.


-Todo estará bien Hazz; será divertido. Habrá nuevos niño como tú y harás nuevos amiguitos. También conocerás a tu nueva maestra de seguro será divertida.

La mujer peinó con cuidado los rizos chocolate de Harry y arregló el cuello de su delicada y bella camisa blanca con pequeñas flores rosas.
El rizado soltó la mochila y se abalanzó hacía los cálidos brazos de su tía y hundió su rostro en el cuello de la castaña. No quería entrar, quería regresar a casa, tenía mucho miedo, nervios, y estaba seguro que dentro de esa escuela habría muchos niños que se reirían y burlarían de él. Raquel alzó al pequeño en sus brazos y Harry se aferró con fuerza a ella.

-No quiero quedarme aquí tía, quiero ir a casa. Los niños se reirán de mí...-

El corazón de Raquel dio un vuelco al oír las tristes palabras de su sobrino. Sabía que era cierto, que de seguro dentro de la escuela muchos niños se reirían de Harry. El rizado siempre había sufrido las incontables críticas tanto de adultos como de niños y sabía que las cosas serían iguales aquí. El pequeño Harry era tan sólo un niño y ya sufría las consecuencias de la aborrecible sociedad en la que vivían.


-Hazz...los niños deben ir a la escuela, es tu obligación, necesitas aprender para ser un adulto inteligente.-

La mujer comenzó a mecer al pequeño entre sus brazos mientras acariciaba con ternura su espalda, sabía que las lágrimas estaban próximas a salir de su pequeño sobrino. Harry siempre había sido un pequeño muy frágil.

-P-pero tía...n-no quiero.-

Y ahí estaba, la voz gangosa y entre-cortada con la que habló el rizado le informó a la castaña que ya había comenzado a llorar. Dejó a su sobrino nuevamente en el suelo y quedó frente a él para limpiarle las lágrimas que corrían por sus sonrosadas y pequeñas mejillas.

-¿Por qué no quieres Hazz? ¿De qué tienes miedo?-

El rizado hipó y bajó su vista, alzando la pequeña mochila lila y atrayéndola contra su cuerpo en un efusivo abrazo. Ocultó un poco de su rostro con la mochila y solamente quedaron sus grandes orbes llorosos a la vista, observando el suelo.

-De los niños...ellos se reirán de mí y me harán llorar...- Confesó en un murmullo.

Raquel observó a su sobrino con tristeza, le partía el alma verlo así, pero lamentablemente no podía hacer nada por él.
Mientras los niños continuaban ingresando a la escuela, ella continuaba tratando de convencer al pequeño ojiverde de ingresar también, pero era imposible, Harry se negaba rotundamente. Cuando la castaña estuvo a punto de rendirse y darse la vuelta para regresar a casa junto a Harry, un lujoso auto aparcó frente a la entrada de la escuela obteniendo la atención de unos cuantos curiosos, y entre todas esas personas, la atención de ellos también.
Una señora de no más de cuarenta años bajó del auto, llevaba ropas muy elegantes, y lustrosos tacones rojos, ni bien bajó se colocó unos anteojos para sol negros. Al instante un pequeño niño castaño bajó del asiento de acompañante y observó hacía dónde estaban Harry y su tía. El castaño saludó con alegría a Harry y éste devolvió el saludo con timidez.
Raquel lo observó extrañada y luego bajó su vista hacía su pequeño sobrino. Este había dejado de llorar completamente y ahora sus grandes orbes brillaban tanto como el sol en verano, una pequeña sonrisa se iba formando de a poco y sus mejillas se tornaban rojizas. La mujer sonrió tiernamente y despeinó los revoltosos rizos chocolate de Harry logrando que éste la observase.

As happened to Cinderella {Larry Stylinson} TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora