As happened to Cinderella {Larry Stylinson} TERMINADA.

Capítulo 11: No me olvides.

Nada puede llevarse esta tristeza, porque nada se compara, nada se compara contigo. Ha sido tan solitario sin ti aquí, como un ave sin una canción, nada puede parar estas lágrimas solitarias de caer, dime cariño, ¿dónde me equivoqué? Podría poner mis brazos alrededor de cada chico que vea, pero ellos solamente me recordarían a ti... - Sinead o'connor- Nothing compares 2 u

Días, semanas, y meses, pasaron con rapidez en la bella y gran ciudad de Doncaster, pero Harry aún no comprendía porque Louis estaba tan indiferente con él, y eso lo deprimía demasiado. El pequeño rizado ahora lloraba por no ir a la escuela, se sentía solo sin la compañía de Louis, y al verlo jugar tan alegremente con Eleanor, y que pasara de su presencia como si no existiese, no ayudaba en mucho a su caído ánimo. Raquel ya no sabía qué hacer con el pequeño, rara vez en el día lo veía sonreír, él simplemente llegaba de la escuela y se encerraba en su cuarto. El ojiverde se preguntaba una y otra vez que era lo que había hecho mal, en que había fallado, pero por más que buscaba una respuesta coherente en su pequeña mente de infante, no hallaba nada, y eso lo frustraba. El alejamiento de Louis, le permitió poder acercarse más con su pequeño y risueño amigo Niall. Pero aunque Niall lo hiciera reír vagamente con bromas tontas o muecas raras, Niall no se comparaba a Louis. Nadie se comparaba a Louis.

Ciertas veces, en las que Harry regresaba de la escuela y salía a pasear a Chipy, se encontraba con ambos niños jugando alegremente en la calle, y su corazón volvía a encogerse, porque Louis parecía querer acercarse a él, pero la castaña lo tomaba de la mano y lo alejaba. Y Harry volvía a preguntarse qué había hecho mal.

Entre lágrimas, muecas de tristeza, y una gris e interminable soledad, el invierno arribó a la ciudad y con él, el cumpleaños número nueve del ojiazul.

La mamá de Louis se había encargado personalmente de entregar las invitaciones a muchos niños en la escuela, pero obviamente exceptuando a Harry. Esto no había extraño demasiado al rizado, pero igualmente le dolió. La fiesta de Louis era tema de conversación entre muchos niños, se comentaba que por que sus padres eran señores de mucho dinero, le llevarían a los power rangers en persona, y toda la escuela estaba revolucionada ante eso. Harry simplemente quería poder ser sordo para no oír todas aquellas palabras que dolían, y se enterraban muy en el fondo de su ser, recordándole que él y Louis ya no eran nada más que simples vecinos.

El día de la gran fiesta finalmente llegó, y desde muy temprano Harry observó cómo muchas cajas de comida, entre otras cosas, eran ingresadas por muchachos a la gran casona del castaño. La entrada de la vivienda estaba decorada cuidadosamente con globos de colores, y un gran cartel en el cual se leía "Feliz cumpleaños Louis". Ese día, era uno especialmente frío pero sin nieve, como los clásicos días de vísperas de Navidad. Debido a esa razón, los niños que llegaban vestían incontables abrigos, y la sirvienta de los Tomlinson los recibía con chocolate muy caliente.

Harry observaba con atención desde la ventana de su cuarto, de a poco el patio del ojiazul se iba llenando de más niños de todas las edades, y la angustia vino por él nuevamente. Él tendría que estar allí, él tendría que estar festejando el cumpleaños junto a su príncipe. Suspiró tristemente, y luego limpió con su pequeña manito el vidrio del cristal empañado.

-¿Hazz? Te traje leche caliente con galletitas cariño.-

Raquel entró en la habitación del pequeño rizado, y la escena que presenció fue una de las más dolorosas que había visto. El niño de ojos verdes observaba con tristeza la gran fiesta de cumpleaños que se estaba llevando a cabo en la vivienda adyacente, a través de la ventana, y en la soledad de su cuarto. Harry se giró para observar a su tía, y ésta notó como los grandes orbes estaban cristalizados y a punto de estallar en saladas lágrimas.