Capítulo 6: Cosas de gente grande.

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Espero que puedas ver justo a través de mis muros, espero que me atrapes porque ya estoy cayendo. Dije que nunca dejaría que un amor se acerque tanto, pero me abrazas y estoy en casa... -Arms / Christina Perri





Esa noche, luego de que Raquel desinfectará bien ambas heridas en las pequeñas rodillas de Harry, y pusiera pequeñas venditas en cada una de ellas; ambos se acurrucaron en el sillón del living con un gran tazón de palomitas de maíz, dispuestos a pasar un momento de tía y sobrino, de esos que hace días no tenían.

La noche caía de a poco en la ciudad de Doncaster, era una clásica noche de primavera, con un clima templado y algo húmedo, anunciando que quizás tendrían lluvias dentro de unas horas.

La programación de las ocho de la noche transmitía en la pantalla del televisor la novela preferida de la castaña; "Amor sin barreras". Y aunque al pequeño rizado no le interesaba en lo más mínimo, igualmente se entretenía comiendo las palomitas de maíz, metiéndoselas de a tres en su pequeña boca y batallando por masticarlas.

"Oh Mario Alberto, no me dejarás, no otra vez. Elena Marisol sólo te quiere por tu dinero, yo te amo por lo que realmente eres."

La mujer de la pantalla habló, dirigiéndose a un apuesto hombre muy musculoso, el cual estaba dispuesto a macharse y abandonar a la mujer rubia.

"No es verdad eso que dices Rosa josefina. Tus palabras son mentiras y lo sabes, Elena jamás me haría algo así, ella es una buena muchacha que no jugaría con mi corazón."

"Mario, sólo bésame una última vez más"

Sin decir más, el hombre musculoso atrapó la cintura de la joven rubia y comenzó a besarla con brusquedad. Harry de repente se sintió interesado en la novela, detuvo su mano justo cuando ésta estaba a punto de meter a su boca otras tres palomitas de maíz, y quedó pasmado mirando la situación, una situación de esas que sus padres nunca le habían permitido ver, porque eran cosas que sólo los mayores podían observar. Harry aún no entendía por qué, después de todo eras simples besos.

La situación comenzó a ponerse más subida de tono, y ahora los besos del hombre atacaban el blanquecino cuello de la rubia, y las manos de éste tocaban con descaro cada parte de la anatomía de la jovencita quién hacía caras raras, y Harry soltó una pequeña risita ante eso.

Raquel llevó su mirada hacía su pequeño sobrino, el cual estaba sentado a su lado, mirando con suma atención cada escena que se daba entre ambos protagonistas de la novela romántica. No era algo que los niños de siete años pudieran ver, pero después de todo eran simples besos, nada más, una muestra normal de cariño, la situación sería diferente si los personajes estuvieran a punto de consumar el acto, en ese caso Harry ya estaría en su habitación. Raquel carraspeó, y Harry se sobresaltó haciendo que las palomitas que estaban en su mano cayeran directo al suelo.

-Tus padres no estarían muy felices si supieran que yo estoy dejando que veas cosas como estas.- Espetó la castaña y Harry asintió lentamente, aún posando su vista en la pantalla.

La castaña peinó los rizos chocolate de su sobrino y luego suspiró.

-Pero debes saber que cuando dos personas se quieren mucho, mucho, demasiado, hacen ese tipo de demostraciones para expresar su amor, ¿Entiendes?-

Harry asintió otra vez sin dirigirle la vista a su tía. Ésta continúo hablando.

-Ya sabes...se dan muchos besos, y a veces pueden llegar a otras cosas, pero aún eres muy pequeño para saber eso, supongo que cuando sea el tiempo tendré que hablarte sobre ese...tema.-

As happened to Cinderella {Larry Stylinson} TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora