Capítulo 12: Vientos de cambio.

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En la primera página de nuestra historia, el futuro parecía tan brillante. Entonces esto salió tan mal, no sé por qué todavía estoy sorprendido. Incluso los ángeles tienen sus planes perversos, y tú llevas eso a nuevos extremos, pero siempre serás mi héroe, a pesar de que has perdido la cabeza. - Love the way you lie / Rihanna

-¡Harry atiende a la señora! ¡Está en busca de claveles, creo que al lado de los girasoles quedan algunos, amor!-


La mujer castaña espetó a su sobrino, mientras ella se encargaba de cobrarle unas cuantas verduras que una señora regordeta había comprado.


-¡Ya voy tía!-


Respondió el chico de dieciséis años, mientras se adentraba a la casa corriendo para ir al patio trasero. Sus rizos chocolates bailaban en su cabeza mecidos por el viento veraniego, mientras corría con una gran sonrisa abarcando su rostro. Era un día a mediados de verano, uno caluroso y húmedo en la ciudad de Doncaster. Las chicharras hacían su molesto canto, inundando todo el ambiente, mezclándose con el canto de unos cuantos pájaros. Las vacaciones de verano recién comenzaban, y estaban en su esplendor.

Los potentes rayos de sol pegaron en la piel blanca de Harry ni bien llegó al patio trasero, el muchachito quitó un poco de sudor que corría por su frente y se agachó para cortar unos cuantos claveles de la huerta de su tía.

Ocho largos años habían pasado con rapidez en la gran ciudad. En ese transcurso de tiempo, muchas cosas habían cambiado también.

El pequeño Harry ya no era un pequeño, ahora era un joven adolescente de grandes ojos verdes, sedosos rizos chocolates, largas y delgadas piernas, y una sonrisa dulce e inocente. Aún conservaba un cuerpo escuálido, y esbelto, y aún era el más pequeño de su clase. Su dulce voz de infante había sido atacada por la pubertad, y ahora era una grave y lenta voz de muchacho. Pero no todo había cambiado en nuestro joven protagonista, aún seguía con su afán por las cosas femeninas, aunque lo ocultaba la mayor parte del tiempo para no ser herido por comentarios ajenos. Sólo cuando estaba en su casa podía ser él mismo y vestirse con las ropas delicadas que él tanto amaba. Harry aún conservaba a Louise, pero la muñeca ya no pasaba la mayor parte del tiempo en sus brazos como cuando niño, ahora el juguete reposaba en una repisa encima de su cama. También continuaba con su obsesión por las películas de Disney, más si estás estaban relacionadas con princesas. El muchachito había madurado mucho estos años, pero aún conservaba su inocente mente. Harry era sumiso, calmo, y de perfil bajo. Prefería pasar horas leyendo, u escribiendo a que estar en el cine con amigos.

La vida de Harry era una tranquila y rutinaria. Iba a la escuela, como todo adolescente, y cuando regresaba ayudaba en la pequeña venta de flores y verduras que su tía poseía en su misma casa. Los vegetales y flores, eran todos plantados, cuidados, y cosechados por las femeninas manos de Raquel, y a veces, también de él.


Con los claveles en su mano, Harry se dirigió con rapidez otra vez al frente de su casa, y le entregó las respectivas y bellas flores a la mujer quién esperaba. Ésta las recibió gustosa, para luego dejarle el dinero, y el rizado le sonrió dulcemente.


-¡Muchas gracias por su compra!- Espetó alegre con una de sus mejores sonrisas.

~

No muy lejos de dónde el ojiverde se encontraba, había otro joven adolescente recostado muy desganadamente sobre su cama, mientras escuchaba música a todo volumen con sus auriculares puestos. Un desorden de ropa y algunos papeles de comida chatarra lo rodeaban en su vasto cuarto.

As happened to Cinderella {Larry Stylinson} TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora