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Dipper rascaba su brazo nerviosamente, observando el camino a través de las ventanas del taxi que Wendy le había llamado.

Estaba nervioso, asustado, eufórico, furioso, sentía de todo. No entendía cómo se metió en eso, cómo tan sólo en un día había decidido, sin su consentimiento, los siguientes días de su futuro.

Intentaba analizar todo, la miles de palabras que le había dictado la chica rondaban en su cabeza.

Quién era Bill.

De qué trabajaba.

A qué y quienes se dedicaba.

Y para qué lo quería a él.

Simplemente se sentía asqueado. Wendy le había contado una parte ejecutiva de Bill, se sorprendía mucho al saber que era un joven de 26 años, tenía una experiencia en la vida que él no tendría ni en 10 vidas pasadas.

Bill es trabajador...pero al mismo tiempo tiene su lado malvado. Ha matado gente, ha hecho sufrir a familias. No mide su furia, necesita de alguien que lo calme.

Sintió arcadas al imaginarse una simple imagen, él siendo abusado sexualmente del rubio cuando estaba en sus días de furia. Le aterraba. No lo conocía y no sabía de lo que era capaz.

Bill no te dejará ir, preferirá matar a toda tu familia antes de que te vayas con ellos.

Empezó a derramar lágrimas, sus familia muerta por su culpa, por sus caprichos de adolescentes, eso era atroz.

— Puede que él llegue a...violarte, lo ha hecho con sirvientas de la casa cuando está furioso. Obvio conmigo no, soy su chica de confianza, él me ha cuidado desde que somos unos niños, pero a ti...Dipper, si nunca hubieras entrado a esa pagina todo estaría bien. Siento lástima por lo que te espera.

Secó sus lágrimas y pagó al taxi, quedándose un minuto observando el dinero, las pacas de dinero que contaban con 5 mil dólares, ese dinero que, según Wendy, Bill sólo le dio para que pudiera vivir tranquilo unos días.

— No sé de verdad por qué te pagó, creo que siente compasión por ti y quiere que sigas viendo a tu familia. Pero, Dipper, oyeme bien, nunca hagas enojar a Bill, sí lo haces no volverás a ver la luz del sol. Nunca. Sólo conocerás las cuatro paredes donde Bill será el rey de tu cuerpo.

No se propuso a entrar en la casa, fue directo al patio trasero de esta dónde hay una pequeña casa de juguete. Se adentró en esta y se abrazó las rodilla, sollozando en éstas, lloriqueando, sintiéndose débil.

Dipper, prácticamente, Bill tiene un completo control sobre ti, y hasta que él se canse no podrás escapar. Y eso no pasará, él no se cansará.

Tiró su bolso al suelo, lo pateó como pudo y volvió a abrazarse. Sólo quería acabar con todo, quería morirse. Todo y por sus estúpidos caprichos, parece un bebé estúpido.

El bebé de Bill. Pensó de inmediato, odiándose tanto por haber disfrutado la que fue la noche anterior.

Su vida se hizo pedazos.

[...]

— ¿Dónde estabas anoche?

Las preguntas que le realizaba su hermana le estaban atormentando.

Luego de llorar una hora en el patio trasero decidió entrar, sorprendiéndose de que su madre no estaba ya que hacía guardia en la farmacia y seguro llegaría al medio día.

Mabel le persiguió desde que entró por la puerta hasta llegar a su cuarto, ni siquiera le dio privacidad para cambiarse, así que no lo hizo. Temía a que su hermana se diera cuenta de los miles de moretones o chupetones que adornaban su cuerpo de manera escandalosa.

— Ya te dije Mabel, estaba trabajando.

— Eso no te lo crees ni tú.

Soltó un suspiro pesado, limpiando su nariz de la cual sentía un goteo proveniente de sus horas llorando, tenía que aspirar cada dos segundos. Volteó a ver su hermana intentando idearse una gran excusa, una muy grande.

— Tengo un novio y me fui de pinta.

Mabel soltó una carcajada, sosteniéndose del estomago e intentando no reír tan fuerte, pero lo estaba haciendo, se reía tan duro de esa mentira que Dipper se sintió bastante ofendido.

— Perdoname hermano, pero tú y una pareja, esas palabras no van juntas. Dime la verdad.

Rodó los ojos, sentándose en su cama, sintiendo el sueño apoderarse de inmediato.

— Mabel, fui a trabajar, era de muy tarde así que un compañero de trabajo me dio estadía en su casa. Conocí a su madre y todo. No seas estúpida y dejame dormir.

La chica le sacó la lengua de forma burlesca, tragándose toda la mentira. Salió de la habitación cerrando la puerta de un portazo, por alguna razón se había enojado.

Pero eso no le importaba a Dipper ahora. Su vida estaba hecha pedazos, estaba controlada.

Como pudo gateó hasta las almohadas y decidió dormir un poco, ignorando por completo todos sus problemas, intentando estar mejor que nunca. No quiere sentirse miserable pero no puede evitarlo. Todo por querer crecer antes de tiempo, ahora sólo pensaba en que sí quería una gran casa y grandes autos, hubiese esperado hasta ser alguien digno. Ya no puede hacer eso, se sentía tal y cómo una prostituta, o peor, definitivamente peor.

Cerró sus ojos y decidió relajarse. Escuchó la puerta abrirse de nuevo y un beso estamparse en su mejilla.

— Descansa, Dipper. Te amo.

Sonrió con pereza, sintiendo el alejamiento de su hermana hasta irse por completo de la habitación.

Tenía una gran familia y eso no lo puede comprar con el dinero.

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Please, Daddy『BillDip』Where stories live. Discover now