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No había dormido nada. Su mente se había encargado de mantenerlo despierta. Bill estuvo tocando su cuerpo toda la noche hasta que el sueño lo acorraló.

Por su parte sólo unió sus manos y se dispuso a dormir, pero no pudo. Bill estaba en su cabeza. Todo lo insano de esa relación. Había algo en él que le decía que nada de eso terminaría bien.

Lo observó un largo rato, sus rubios cabellos estaban revueltos y algunos mechones se pegaban a tu frente. Sus labios estaban rojos e hinchados, quería probarlos de nuevo pero no despertar a Bill. Su pecho estaba desnudo, su respiración era calmada.

Parecía perfecto desde su punto de vista. Él era su perfección.

Su Daddy era un hombre hermoso y, aunque con muchos errores, perfecto.

Bill era su perfecto hola y el más difícil adiós.

Ahora que lo miraba y lo analizaba le llegó a tener demasiado cariño. Una parte de él no quería que se fuera de su lado. Otra parte de él quería irse y dejar todo atrás, empezar de nuevo...

Pero empezar de nuevo sin Bill sería como no respirar.

Cerró sus ojos, los sentía cansados.

Odio que mi corazón palpite tan fuerte cuando te tengo en frente.

Todo era confuso.

[...]

La comida en sí estaba deliciosa, la tarde era tranquila y fresca. Al ser la casa inmensa no hacía calor. A veces Dipper la sentía solitaria, era muy grande y algo vieja para sólo tres personas, sin contar a las empleadas que no son más de 5 y no viven ahí, sólo Wendy.

— Wendy, llevas a la nena a su habitación. — Bill sonó firme mientras se limpiaba con una servilleta los labios.

La pelirroja asintió y miró al castaño, este negó. Ambos sabían que Bill iba a hablar algo serio.

Pero no entendía, pasaron tan bien la noche que no sabía qué era lo malo.

— Papi, pero quiero jugar contigo. — la pequeña formó un puchero y se acercó a la silla de su padre.

— Entonces ve con Wendy a arreglar tus juguetes, en unos minutos voy.

La pequeña asintió feliz y corrió hacia las escaleras, una pelirroja alarmada le siguió.

Dipper sonrió, esa pequeñita era tan inocente, tan feliz y despreocupada. Quisiera que fuera así toda la vida y que jamás sufriera los problemas que el mundo le pone a los más grandes.

Alejó su vista de las escaleras cuando escuchó algo en la mesa. Bill había lanzado un arma en ella, la misma que él tomó para matar a Gideon. Rayos. No se acordaba de su plan.

— ¿Por qué tenías esto?

Dipper palideció, jugó con sus manos un momento.

— Quería matar a Gideon.

A Bill se le destrozó el alma, su pequeño estaba temeroso y aún así quería matar a aquel tipo. Quiso acercarse pero el castaño empezó a temblar.

— ¿Por qué querías hacer eso?.

— ¡El me violó, Bill! — chilló, dando la cara para luego llorar. — Mientras tú no haces nada yo he querido que ese hombre sufra todo lo que yo sufrí en una noche.

Bill se sintió culpable. No es que él no pueda matarlo, es que le tiene miedo a ese hombre. Miedo a que sepa sus pasos y que por venganza termine de corromper a Dipper y llevarse a Bunny. Ese hombre era un completo estúpido.

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⏰ Última actualización: Oct 06, 2018 ⏰

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Please, Daddy『BillDip』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora