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- Dipper...- soltó Bill en un grueso gemido, acariciando con su mano la cabellera oscura del nombrada, enterrando una y otra vez el miembro en su boca.

El rubio había llegado del trabajo, tan cansado que no quería ni follar. Pero Dipper aprovechó aquello para ser él quien controlara la situación, así fuera con una simple mamada, pero lo hacía.

Se encargaba de lamer con ansias la punta del rojo y erguido pene del mayor, chupando su glande haciendo que sus mejillas se hundieran para crear más excitación en el acto.

Bill llenaba la habitación de gemidos, si tiendo cómo luego Dipper lamía hasta la base de su pene y masajeaba sus testículo, tornándolos rojos y algo sensibles a los beso que luego le propinaba.

Dipper empezó a masturbar el miembro, separando su boca de él para admirar la mirada perdida del mayor, con sus labios entreabiertos soltando gemidos algo escandalosos para lo que le estaba haciendo. Subió por el torso del mayor mientras lo masturbaba y le robo un beso, chupando sus labios para luego saborear su lengua y jugar con sus labios, mordiéndolos, tragándose los gemidos de Bill.

Sonrió cuando Bill eyaculó en su mano, usando el semen para humectar su miembro y seguir para una segunda felación pero a puerta de la habitación fue tocada.

- ¡Maldita sea, Wendy, estoy ocupado! - gritó ronco Bill,haciendo reír a Dipper quien dejó su miembro para recostarse en su pecho denudo y acariciar alrededor de sus pezones, sabe cómo Bill ama que lo acaricie así.

- Perdón, Gideon está abajo. - habló detrás de la puerta, sonrojada.

Bill bufo, molestándose evidentemente y quitando a Dipper de encima de mala manera.

Dipper sonrió, acomodando su bata negra con detalles rosa para admirar cómo Bill se colocaba los pantalones rápidamente.

- ¿No te pondrás camisa?

- Si ese gordo vino a esta hora que no se atreva a criticar mi buen físico.

Bill salió así sin más, caminando incómodo por su erección que apenas empezaba a bajarse. Pasó por un lado de Wendy y bajó rápido las escaleras, preparando su mejor sonrisa y estirando sus brazos para recibir así mejor socio y casi amigo.

- ¡Gideon! Que sorpresa. - expresó intentando sonar alegre, dándole unas palmaditas en la espalda al peliblanco.

- Oh, lo siento. Necesitaba hablar contigo y pedirte algo, urgente. Por eso no avisé.

Rieron un poco, aceptando el vaso de whisky por parte de la pelirroja quien enseguida se fue.

Se sentaron en la sala en los engullidos sofás de ese lugar.

- ¿Estabas ocupado? - comentó gracioso, observando su poca vestimenta.

Bill rió.

- No, acababa de llegar del trabajo, iba a dormir.

Gideon asintió, sonriente.

- Entonces no te quito más tiempo. Quiero de tu mercancía.

- ¿Ya? No hace una semana te di un cargamento...

- No hablo de eso, hablo de él. - dijo con picardía, observando hacia las escaleras donde seguramente estaba el castaño.

Bill se tornó serio.

- Él no está disponible...

- Y no debería, es menor de edad.

Bill abrió los ojos enormemente, pero su semblante seguía serio y sereno. No perdería.

- Parece, pero no lo es, tiene dieciocho...

- No, no es cierto. - Gideon sacó de su maletín unos papeles y se los tendió a Bill.

Este los aceptó con gusto, dejando su vaso a un lado.

- ¿Esto es?

- Sé todo de él...o al menos, lo que me importa. Sé que no tiene dieciocho. Sé que debe tener una muy buena entrada y que sus mamadas no son nada inexpertas.

Bill asintió, desinteresado pero empezando a molestarle la situación que le planteaba el albino.

- No me importa, no sé. Sí, tiene dieciséis. Y no, no está disponible, no para ti.

Gideon rió con gravedad, bebiendo un largo trató antes de sentarse lo más cómodo que podía en ese sofá.

- Volveré a repetirlo; si no me lo prestas una noche, te demandaré por abuso a menores.

Esta vez el rubio rió.

- Que gracioso, puedo con eso. Si te diste cuenta, me llueve el dinero...

- Pero aunqie te llueva el dinero, el gobierno nunca dejaría que Bonny se quedara con un perfecto pedófilo como tú.

Bill quedó helado, por instinto observó hacia las escaleras donde su pequeña suele jugar con las muñecas y su corazón se estrujó.

Gideon no era estúpido, siempre tenía una carta bajo la manga. Si no venia nada bueno de él, espera con ansias lo malo.

No podía con él, no podía con el hecho de "quitarle a su hija". Pero Dipper, era como su pequeño juguete, ese que no prestaría por medio a que se lo rompieran.

- Ya sabes Cipher, si lo amas, dejalo ir. - sonrió levantándose del sofá, caminando había la salida - pasaré en la noche por él. Si no está listo, despidete de tu nena... Ella estará tan decepcionada de ti...- dijo refiriéndose a la madre de la pequeña rubia.

Bill no sabía qué hacer. Se veía atrapado entre la espada y la pared.

Definitivamente, no todo era color de rosa.

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Perdón por no actualizar tan seguido v,:

Es que esta historia tiene más cosas que cualquiera que haya hecho(?

Los leo luego.

6v9

Please, Daddy『BillDip』Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon