Yellow. 1/?

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Ey, ¿cómo están? Bueno, quiero advertir dos cosas: 1) en este shot Apolo y Lester son dos personas diferentes -aunque Apolo no aparece-. Y 2) va a ver escenas de violencia doméstica explícita (más o menos) (Bueno sí, explícito). Aviso.



Las noches siempre habían sido las peores. Todas eran iguales, y al mismo tiempo, diferentes. Algunas eran tranquilas: no había gritos, ni golpes, ni insultos; solo él y su perro teniendo, al fin, una noche de paz. Otras… bueno, otras su padre llegaba temprano a casa y por la mañana despertaba adolorido a causa de las palizas. Su madre siempre intentaba hacer todo lo posible para que Lester no se enfadara, pero al final, terminaba haciéndolo y era entonces cuando Will se interponía entre ella y su padre para ser él quien terminara pagando por los “errores” de su madre.

Siempre había estado solo; los pocos amigos que tenía lo habían abandonado cuando se dieron cuenta quien era en realidad. Gay. Esa palabra resonaba en su mente a cada momento, carcomiendo su corazón, haciéndole desear no ser como era, haciéndole desear no haber nacido; pero luego se reprendía por pensar así. Todavía tenía a alguien: a Nico. Él siempre había estado a su lado, como su mejor amigo, su confidente, su amante, su todo. Fue él quien lo sacó del pozo en el que estaba metido, y fue él quien lo ayudó a creer en lo bueno de la vida; si lo llegara a perder, no sabría qué sería de él.

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Sabía que ese día llegaría; el día en el que debería enfrentar a su padre. Pero jamás pensó que terminaría así; jamás pensó que él terminaría así. Todavía recuerda el momento en el que el hombre llegó a la casa; un viernes a las 23:49 pm, había estado todo el día fuera, por lo que ya sabía que esa no sería una noche tranquila. Recuerda los gritos de su padre, llamándolo a él y solamente a él; hasta esa noche, nunca lo había visto tan furioso. Recuerda el miedo que sintió en cuanto el primer grito se escuchó, así como sus manos temblorosas al cerrar la puerta de su habitación para que Bucky no pueda escapar, los nervios que hacían que su estómago se revolviera y las ganas de echarse a llorar. Pero sobre todo, aún recuerda el pánico que le inundó al escuchar las palabras de su padre. Tampoco olvidará el terror en los ojos de su madre cuando supo lo que esas palabras significaban.

“-  Siempre supe que había algo mal con vos. ¡Siempre! Pero jamás imaginé que serías maricón. ¡UN MARICÓN!’
- Papá… papá yo no…
- ¡Papá nada! ¡YO NO SOY TU PADRE!”
Y hasta unas horas después el rubio no sabría cuánto de verdad había en esas palabras."

Sus gritos retumbaban en la habitación en forma de súplicas; su madre yacía herida en una esquina de la cocina, inmóvil. Trataba de cubrirse, de evitar que más golpes llegaran a él pero era imposible. De un momento a otro, éstos se detuvieron; descubrió su rostro para buscar a su padre con la mirada, pero tanto él como sus gritos habían desaparecido. Por un momento, pensó que se había cansado y se había marchado a su cuarto. Oh, que equivocado estaba. Justo cuando dejaba que la esperanza creciera, esta se desvaneció al ver al hombre llegar con el palo de la escoba en mano. Aterrorizado, comenzó a gritar intentando, suplicando, en vano, que no lo hiciera.

- ¡NO!

Escuchó el grito de su madre justo antes de que el duro material hiciera contacto con su brazo derecho. Y en un movimiento desesperado, se colocó boca abajo, sus brazos cubriendo su cabeza, pero aun así el palo golpeaba con fuerza su espalda; podía sentir algo líquido escurriendo por el lugar y estaba seguro de que era sangre.

Solangelo One ShotsOnde histórias criam vida. Descubra agora