Una fiesta desastrosa

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Al principio, no parecía tan difícil acercarse y, simplemente, pedir que bailara con él. Pero ahora, que llevaba casi 40 minutos tratando de acercarse a Nico Di Angelo y cada vez que estaba cerca alguno de sus amigos aparecía, no sentía lo mismo.

Decidió esperar. No rendirse; Will Solace jamás se rinde. Así que optó por sentarse en una de las pocas sillas que quedaban libres en el patio trasero de la casa en la que se encontraba, con su vaso lleno de vodka con limón. Lo miró durante unos segundos y luego bebió la mitad de una sola vez.

- ¡Vaya! -dijo una voz a su costado-. ¿Bebiendo para olvidar las penas, Solace? -a su lado, se encontraba Nico.

- Con que aquí estabas metido, ¿eh? -el pelinegro levantó una ceja, sonriendo de lado.

- ¿Me buscabas, Sunshine?

Así eran ellos; un día se odiaban a muerte, otro se llevaban de maravillas, y al otro no paraban de coquetearse. La verdad, Will ya estaba harto de esa situación, sabía que Nico lo quería de la misma forma en la que él quería a Nico, pero también sabía que aún existía una mínima posibilidad de que el menor aún albergara sentimientos por su antiguo novio: Jason Grace (N/A: a la mierda todo -SPOILER- -por si alguien no leyó el último libro del tío Rick-, en este libro Jason Grace seguirá vivo. A menos que me sirva para la trama, ahre). Él era un buen tipo y todo, pero sinceramente, era demasiado... eh... recto, para él gustó de Will. Y aunque el rubio era de seguir las reglas (al menos las que le convenieran), también le gustaba divertirse, salir a fiestas y beber, hacer locuras con sus amigos sin que nadie estuviera persiguiéndole como si fuera su mamá. Y ese es exactamente el tipo de persona que era Jason Grace; le caía bien sí, y lo consideraba una muy buena persona, pero lo sacaba de quicio muchas veces. Tal vez sea un poco desastrozo, y las amistades que tenía no ayudaban mucho, pero si metía la pata era lo suficientemente adulto y responsable, como para hacerme cargo de las consecuencias que sus acciones produjeran sin necesidad de que nadie estuviera detrás suyo.

Salió de sus pensamientos cuando sintió una mano en su rostro. Nico hizo que quedaran frente a frente, y, despacio, recorrió el pequeño corte en su labio.

- ¿Otra vez peleas con tu padrastro? -preguntó suavemente.

- Le quiso pegar a mi mamá.

Nico no contestó. Se quedó en silencio, observando atentamente la pequeña herida, acariciándola con suavidad. Will cerró sus ojos, dejándose llevar por las sensaciones que el tacto ajeno le provocaba; hasta que sintió como los labios fríos de Nico presionaban un suave y delicado beso en su labio superior. El estómago del rubio parecía tener un zoológico en plena fiesta en ese momento. Cuando el menor se alejó, ambos se miraron a los ojos, disfrutando de la compañía del otro; hasta que se dieron cuenta de que varios de sus compañeros de clase (y otros que no tenían ni idea de quiénes eran), los estaban mirando mucho.

- ¿Quieres ir a otro lado, donde... no haya tanta gente? -preguntó Nico, y Will suspiró.

- Perdón. Pero, realmente no quiero seguir en esta fiesta -contestó, pasando sus manos por su cabello y alborotándolo.

- Esta bien. Podemos... podemos irnos juntos a otro lado. Digo, si está bien para ti.

- Por supuesto que sí.

Ambos se sonrieron, levantándose al mismo tiempo, para poder salir de aquella tediosa fiesta; pero antes de que pudieran entrar a la casa, los amigos del pelinegro salieron de esta, con Jason Grace y Percy Jackson al frente. Típico. Will se mordió el labio, sabiendo lo que eso significaría.

Solangelo One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora